Antes: Veinticinco.

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Algunos sábados, el príncipe me atacaba con preguntas.

Dime acerca de tus padres.
¿Se tocan en frente de ti?
¿Son bondadosos?
¿Te sostienen cuando te sientes mal?

Y las preguntas rompían mi corazón un poco cada vez, porque en ellas podía ver el completo desconcierto del príncipe acerca de la familia, y el amor, y muestras de afecto.

Le contaba historias acerca de Da abrazando a mi madre. Acerca de cómo ella golpeaba sus manos y protestaba para que él la dejara tranquila, pero sus mejillas se sonrojaban, y ella nunca realmente lo dejó ir muy lejos antes de rendirse con un brusco "Oh, está bien", y le daba un beso en su boca sonriente.

Le contaba historias de Mary, y como ella me leía por las noches, acurrucadas bajo las sábanas con una linterna para iluminar, para mantenernos cálidas. Ella era tranquila—ambas lo éramos—pero donde mi mente vivía en las nubes, Mary era observadora y bondadosa.

Le contaba historias acerca de las fiestas en los cuartos de los sirvientes: cerveza siendo servida en tazas, pan caliente y crujiente, vapor saliendo del centro. Pisando fuerte, bailando, música hasta que el sol amenazaba con salir.

—Oiría esto toda la noche—él dijo, observándome. —Oiría la celebración, y me preguntaría si tú todavía estarías despierta. Si podría escabullirme disfrazado y acompañarte.

—Siempre te daría la bienvenida, mi Señor.

~~

La primera vez que el príncipe y yo nos tocamos fue accidental. Él iba a matar una araña en mis faldas al mismo tiempo que yo, y nuestras manos se encontraron, golpeándose.

Pero luego, él alcanzo mis dedos, entrelazando los de él sin decir nada, sin ceremonia y nos acostamos en el césped y miramos al cielo.

Teníamos once ese día, y fue tan inocente como una sonrisa.

Él señaló hacia el cielo. —Esa nube allá parece un caballo.

—Y esa es un árbol, cargado de frutos.

—Cathryn —preguntó, volteándose para verme con grandes ojos verdes. — ¿Tienes bastantes amigos?

Después de pensarlo más de lo que quizás él pretendió, contesté: —Tengo un montón de gente, pero tú y Mary son mis únicos amigos.

Se sintió como una confesión, y mis mejillas ardieron con vergüenza.

Él asintió, diciendo en voz baja: —Tengo un montón de gente, pero tú y mi Tío son mis únicos amigos.

No Fury (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora