76. Decisiones.

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Esto iba a ser dificil. Muy dificil. Pero sé que podré porque nuevamente Azulito está acompañandome.

Mentira. Estoy segura de que estallaré en llanto. Pero es necesario. Tomar mis cosas de Grimmauld Place para tomar mis cosas.

- ¿Lista, Avellanita? - yo asentí y entramos.

Cuando entramos siento mis ojos llenarse de lágrimas, pero las contengo y comienzo a subir las escaleras a NUESTRA habitación. Sujeto el pomo de la puerta y la abro lentamente.  

Sabía que esto dolería, pero no imaginé que tanto, las lagrimas seguían en mis ojos, pero no las dejé salir. Resiste. Sentí como Michael tomaba mi mano para darme fuerzas y comenzamos a guardar las cosas.

- ¿Teníamos que venir hoy? - pregunté a Michael.

- ¿Si no es ahora cuándo? Tarde o temprano tendrías que venir, Avellanita.

- Pero... Hoy no - dije con un hilo de voz, mientras señalaba una foto de la boda. Ciento que mis ojos se llenan de lágrimas de nuevo.

- Hey - dijo colocando una mano en mi hombro -. Tranquila, avellanita. Yo estoy aquí, solo terminemos de empacar para poder irnos, ¿te parece? - besó mi frente. Asiento levemente, guardando la foto de la boda en mi maleta. Sigo metiendo cosas que me sirvan y claro, una que otra pertenencia de Sirius que quiero conservar.

Terminamos de empacar, yo aún aguantando las lagrimas. No quiero que esta casa, lo último que vea de mi sean lagrimas en mi rostro. En cuanto terminamos, Michael me guía con una mano en mi espalda para hacerme caminar a la salida.

Cuando salimos de la casa, susurro un 'hasta luego', esperando llegar pronto porque en cualquier momento explotaré. Cruzamos la verja y la calle para después aparecernos frente a la casa de Michael. Decidimos. Con todos, incluyendo Remus e increíblemente Severus, que me quede con Michael por un tiempo.

Cuando entramos reconozco el olor característico de Michael. Me dirige a a sala de estar y cuando me siento, me derrumbo. Comienzo a llorar. Inmediatamente siento como sus brazos me rodean en un abrazo, pero en nuevamente no en un intento de calmarme. Sino, como siempre, en una demostración de que puedo desahogarme cuanto quiera, que él se quedará y me sostendrá.

No puedo ni intento parar de llorar. Michael solo espera ahí, sin dejar de abrazarme, a que yo me calme. Quién lo pensaría ¿no? Michael siempre ha estado ahí para mí.

Siempre. En cada momento de sufrimiento. Él estaba ahí. Con sus brazos protectores y calmantes. Siempre. Es como si mi organismo supiera que solo él podría soportarme, aguantarme, sostenerme y protejerme, como si supiera que solo con él podría desahogar toda lagrima.

Michael. La única persona que siempre estuvo a mi lado, a pesar de tantas diferencias. Michael, el nombre del hombre que en estos momentos me sostiene en sus brazos mientras yo lloro, recuerdo nuestros buenos momentos, y sonrío en medio del llanto.

- Gracias - murmuré, levantando la cabeza ya calmada, para verlo a los azules ojos que le dieron apodo -. Por estar siempre.

Entonces pasa algo que sólo pasó accidentalmente hace algunos años. Me besó. Sólo puedo pensar en una cosa: golpearlo. Pero algo dentro de mí esperaba que eso pasara. Luego de unos segundos se separa. Sus azules ojos brillando con mucha intensidad.

- Siempre estaré, Avellanita, nunca dudes de eso - susurra con su aterciopelada voz. Pareciera debatir en su mente, y creo saber qué. Sólo lo miro. La verdad no tengo ni la menor idea de qué hacer ahora. Creo que mi expresión es igual a la suya -. Avellanita, yo... - susurró con un leve sonrojo - Siento... creo... - esta nervioso. ¿Por qué está nervioso? - Hace tiempo descubrí que... me gustas, estoy enamorado... pero sabía que tú eras feliz con Sirius y no pensaba interferir ni nada, tú lo amabas y lo sigues haciendo, y eso no me importaba mientras sigas sonriendo y sigas teniendo brillo en los ojos... pero ahora que ese brillo se apagó... necesito de alguna manera volver a verlo...  

Pensando en Voz Alta (Primera generación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora