102. ¿Podemos con Eso? |Taylor Caniff|

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Caminé con la cabeza en alto y postura firme, a pesar de sentir la mirada de casi todos los hombres del lugar.

Suspiré resignada por tener que usar este vestido tan provocativo, en especial en una muestra de autos dónde sólo asisten hombres.

Sabía que al entrar a trabajar en una automovilística, en éstos eventos me vería perjudicada pero no tenía otra.

Me paré junto a mis colegas en la entrada, y sostuve la bandeja con los panfletos sobre ella, promocionando el nuevo modelo del auto.

Veo a lo lejos que mi jefe me hace señas para que me aproxime a él y sin tratar de hacer ninguna cara, voy hacia él.

—¿Han venido suficientes personas? —me pregunta.

—Siendole honesta, señor, no son tantas como la última vez... —le digo haciendo una mueca.

Sabía que yo era una de las pocas personas que entraba en su circulo de confianza, y a decir verdad, me agradaba el estar incluida allí, ya que me beneficia demasiado.

—Diablos... Bien, gracias de todos modos —me indica que vuelva a mi lugar en la entrada.

Entregué algunos panfletos a los hombres (la mayoría que superaban los 40), hasta que entró un chico aparentemente de 20 años en adelante.

Vestía un traje negro y una camisa con el botón del cuello abierto. Tenía puestos unos lentes de espejos redondos, a los 80's. Sus pantalones eran negros y capris, con unas vans algo fuera del resto de su vestimenta.

Al entrar se dirigió a mi para pedirme un panfleto, que sonriente le di. Era bastante atractivo, y ensanché mi sonrisa cuando me devolvió el gesto.

Caminó lejos de mí, y dio una mirada atrás para mirarme por ultima vez e irse a la presentación del nuevo auto.

Suspiré y caminé hacia mi jefe.

—Señor, ¿le parece que ya comencemos? Ya se ocuparon casi todos los lugares —le comento inocentemente.

—Bien, comencemos... —les hizo una seña a mis compañeras de la puerta y ellas cerraron el lugar.

Acomodé mi vestido blanco y mi jefe me miró sonriente.

—No debes acomodarte, estás perfecta —me alagó y sentí el calor acumularse en mis mejillas.

Le resté importancia y nos dirigimos al gran salón donde todos los hombres y algunas mujeres estaban sentados en las sillas de seda negra.

Frente a ellos había un pequeño escenario, con el nuevo modelo de auto en él, para que mi jefe lo anuncie en el mercado. Y claro, habría un concurso para que uno de los presentes se lleve el primer modelo.

Me ubiqué debajo del escenario, dando frente a todos los espectadores. Busqué con la mirada al chico que vi antes y lo encontré en la tercer fila, mirándome fijamente.

Mordí mi labio inferior nerviosa y mis compañeras se ubicaron a mi lado, mientras nuestro jefe subía al escenario y comenzaba a presentar el nuevo auto.

Minutos luego de hablar de todas las funciones y objetos que trae el auto comenzó el sorteo, en el que yo subí al escenario para sacar el boleto ganador.

—Es un simple sorteo —comienza a explicar mi jefe.—Dentro de los panfletos hay un boleto con un número. El que tenga el mismo número que mi acompañante saque del recipiente, —señala el recipiente transparente lleno de los distintos números.— ganará.

Me miró, indicando que prosiga. Meti mi mano dentro del recipiente e hice círculos buscando un número. Al sacarlo, lo leí en voz alta luego de mostrárselo a mi jefe.

Imaginas | Magcon BoysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora