130. Roto |Hayes Grier|

1.3K 153 7
                                    

Suspiré con frustración, tirando mi teléfono en la cama.

Hayes había dejado de responder mis mensajes y mis llamadas en cuánto le dije que no podía ir a la fiesta de Nate.

La razón por la que no iría era simple; tenía una cita con un chico.

Revolví mi pelo mientras me tocaba la cabeza pensando qué hacer. Si fuera por mi, iría a la cita de todas maneras, porque Hayes no controla mi vida.

Pero en esta realidad, Hayes si controla mi vida en cierto punto, así que cancelé la cita con la excusa de que me sentía mal y me preparé para ir a la maldita fiesta de Nate.

Me planché el pelo, me cambié mi pijama por el vestido que tenia preparado y me maquillé. Antes de salir de mi habitación, miré la hora y tomé mis tacones.

Había pasado casi una hora desde que había decidido ir a la fiesta de Nate y ya me había arrepentido. Pero igual debería ir.

Bajé las escaleras con cuidado de que mis padres no me oigan bajar y se aproximen, ya que estaban en la cocina.

Ellos creían que hoy iría a la feria con mis amigas. Y no estaba vestida para la ocasión.

Abrí la puerta y grité rápido;

—¡Ya me voy a la feria, los amo! —y cerré la puerta antes de que vengan a despedirme.

Me puse mis zapatos en el portal y al bajar las escaleras, frené en seco.

¿Y en qué mierda me iría?

Luego de llamar un taxi y que me lleve a la casa de Nate, llegamos y le pagué.

Al bajarme frente a la casa, se podía escuchar la música hasta afuera, por las ventanas se colaban las luces de colores y se sentía el olor de una típica fiesta de Nate.

Entré a la casa y vi a muchas mujeres caminando de aquí para allá. En el sofá pude visualizar a Derek con una chica sentada en sus piernas.

Caminé un poco más y vi a Hayes pasar de la cocina hacia el patio con un vaso en su mano.

Corrí rápidamente detrás de él.

—¡Hayes! —grité para que me escuche sobre la música.

Volteó apenas y siguió caminando. Y yo lo seguía como tonta.

—¿No que tenías una cita? —preguntó con desinterés.

—Si, pero la cancelé —rodee los ojos.

—Si fue para venir, mejor vete —tiré de su sudadera y lo hice que se voltee a mirarme.

Me miro de arriba a abajo, tragó saliva y siguió con el ceño fruncido.

Yo lo miré igual.

—He cancelado la cita por ti, así que lo mínimo que deberías hacer es mirarme, pedazo de idiota —le piqué el pecho con el dedo índice.

—No te pedí que canceles la cita —se encogió de hombros.

—Mas o menos si, porque te has enojado cuando te dije que no venías —recriminé.

Imaginas | Magcon BoysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora