Imaginas | Magcon Boys

115. A Través del Tiempo |Nash Grier|

<1941>

Sentí unos cuantos golpes en mi ventana. Primero creí que era el viento, pero al sentir un golpe más fuerte y tuve que levantarme de la cama.

Miré hacia afuera y lo vi, mi quedido Hamilton,  con unas pequeñas piedras en sus manos.

Sonreí, poniendo mi mano sobre el vidrio. Me miró con esos hermosos ojos azules y se aproximó a la ventana. Colocó su mano a la par de la mía, poniendo su cara cerca mío.

—¿Qué haces aquí? —le dije gesticulando lo mejor posible.

—Necesitaba verte, mi amor —me respondió y sonreí lo más amplio posible.

—Corres peligro estando aquí, está prohibido vernos... —con cuidado me separé y abrí la ventana.—No quiero que nada te pase.

—Con tu amor, nada puede pasarme. Tu me haces cada vez más fuerte —se aproximó y juntamos nuestras frentes.

Me acarició la mejilla y suspiré.

—Tengo miedo... —le susurré.—¿Todo esto es una locura? Lo que hacemos...

—Para nada, nos amamos. Quiero casarme contigo, estar juntos toda la vida —me miró poniendo un mechón de cabello detrás de mi oreja.

—¿¡QUE HACES AQUÍ!? —se escuchó un grito desde afuera.

Él volteó y vio a mi padre, su ex jefe, caminando hacia nosotros con una pala en la mano.

—¡No, papá, por favor, déjalo ir! —grité desesperada al ver cómo tomaba a mi amado del cuello de su camisa y lo tiraba al suelo.

Corrí afuera cómo pude. Traté de tirar a mi padre hacia atrás para alejarlo de Hamilton, quién estaba en el suelo siendo aplastado por mi padre, pero él me golpeó en el rostro con su codo y caí hacia atrás.

Escuché a mi novio gritar y vi cómo mi padre levantaba la pala a lo alto. Tardé un segundo en darme cuenta de que era lo que estaba tratando de hacer, corrí a él pero no importó lo fuerte que haya sido en ese momento; golpeó a mi amado en la cabeza con aquella pala.

—¡NO! —grité en llanto.

Sangre comenzó a salir de la parte trasera de la cabeza de mi novio. Me arrastré hacia él, colocando su cabeza en mis piernas. Mi vestido se estaba ensangrentando todo, pero acaricié el rostro de Hamilton siempre. Sus golpes eran horribles, pero aún estaba conciente.

—¡Y tu ven aqui, pequeño pedazo de basura! —mi padre me tomó del brazo, alejándome de mi novio y haciendo que deje caer su cabeza en el suelo.—TIENES SUERTE DE SEGUIR CON VIDA —me dio una bofetada y seguí llorando.

Oí a mi amado toser y dirigí mi mirada hacia él; estaba escupiendo sangre.

—DÉJAME IR CON ÉL, TE LO RUEGO. HARÉ LO QUE QUIERAS LUEGO, PERO DÉJAME IR CON ÉL —rogué llorando al hombre que tenía en frente.

Me soltó bruscamente y me arrastré hacia Hamilton cómo pude.

—Sh... N-no llores... —susurró con sus ojos entrecerrados.—To- todo está bien, mi amor...

Negué con la cabeza.

—No está bien, estás perdiendo mucha sangre, cariño... —le dije llorando.

Le mostré mi mano ensangrentada.

Sus ojos se cerraron unos segundos y se volvieron a abrir.

—Quiero que... que sepas que estoy feliz. E-estoy feliz de haberte conocido... y de... de haber vivido todo lo que vivimos juntos...—me miró a los ojos.