135. Sufrir |Cameron Dallas| (Parte 2)

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N/A: SE VIENE UNA PARTE LARGA Y ME GUSTARÍA CONTINUARLO PERO NO SE SI USTEDES QUIEREN O LES GUSTA LA TRAMA ASIQUE HAGANME SABER. NADA, ESO NOMAS.

No, no, no, no.

¿Qué fue lo que hice? ¿Por qué? Maldición. Ahora va a pensar que puede hacer conmigo lo que quiera. Va a pensar que voy a estar ahí para cuando tenga ganas de besar a alguien o esté aburrido.

No podía dejar de pensar en el beso de anoche. Todo me parecía completamente absurdo. Era obvio que Cameron no era un romántico, ¿beso al lado de la piscina con la luz de la Luna? Que estupida.

Sus ojos no se borraban de mi mente. La suavidad que proporcionaban sus caricias...

Di otra vuelta en mi cama, encontrándome a Natasha a mi lado.

Recordé que decidió cambiarse a mi cuarto para dormir y suspiré.

Volví a darle la espalda y mordí mis labios, mirando la luz de noche que reposaba en la mesita. Mi teléfono vibró y vi que en la pantalla se veía que Cameron me había enviado un mensaje.

"Buenas noches fea"

Eliminé la notificación y apagué mi celular.

Mañana seguramente todo volvería a la normalidad; continuaríamos odiandonos y maldiciéndonos como todos los días.

Cerré los ojos y traté de dormirme. Lo logré, pero no por mucho tiempo.

Maldito Cameron y malditos sus besos.

A la mañana siguiente bajé las escaleras con la esperanza de que Cameron no esté ahí, pero cuando entré a la cocina suspiré al ver que todos los habitantes en la casa estaban desayundando.

—Miren quién despertó, ¿te caíste de la cama, ilusa? —me molestó él.

GRACIAS DIOS. Todo seguía igual.

Tema del beso olvidado.

—Escuché tu irritante voz y me desperté —le respondí mientras iba a servirme un poco de jugo en un vaso.

—Y cómo tenías tantas ganas de verme viniste para tener un desayuno especial conmigo —me devolvió sonando hipocrita.

—Ya quisieras eso —rodeé los ojos.

No se si lo eligiría así o cómo estaba anoche.

—Hoy hay fiesta —llegó a decir Taylor.

—¿Aquí? —pregunté mientras ponía leche a mi cereal.

Llevé las dos cosas que tenía para desayunar al único lugar en la isla de la cocina: frente a Cameron.

Ni siquiera me molesté en mirarlo. Sentí su mirada sobre mi pero no volteé.

—No, en la casa de Rice —leyó con dificultad en su teléfono.

—¿Y quién es exactamente? —Natasha le preguntó.

—No lo sé, Matt me mandó la ubicación —se encogió de hombros.

—Espera, espera. ¿Nos invitaron a una fiesta de una persona a la que ni conoces? —Aaron preguntó frunciendo el ceño.

—Si, mas o menos.

—Yo quiero ir —Cameron y yo dijimos al mismo tiempo.

Christian sonrió seguramente pensando lo que siempre nos decía "ustedes son la misma versión pero en distinto género", mientras yo miraba a Cameron mal y él me sonreía.

Imaginas | Magcon BoysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora