124. Mi Mejor Regalo |Jack Johnson|

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Dejé mi bolso en la primera superficie que vi y analicé todo el lugar con la mirada.

Sonreí y sentí sus manos en mi cintura.

—¿Qué te parece...? —susurró.

—Cuando decías "escaparnos", creí que sería alguna cabaña pequeña o un monoambiente, no una hermosa casa de playa aislada de todo —me reí.

—Es perfecta para pasar la semana aquí, además... —apoyó su cabeza en mi hombro.—Aún no la hemos estrenado —mordió mi oreja y me mordí el labio.

—¿Por qué eres tan malditamente perfecto, Jack? —me quejé volteándome a besarlo.

—Trato de ser perfecto para la mujer más perfecta —me dijo sonriendo.

—¿Me puedes dar un tour por la casa...? —acaricié los cabellos de su nuca.

—Lo que usted desee, madame —me tomó la mano y comenzamos a dirigirnos a la planta alta.

Me mostró todas las habitaciones, que en total eran 4, había un baño en cada habitación y uno en el pasillo.

Luego volvimos abajo y nos dirigimos al patio, dónde me enseñó la piscina y la pequeña cancha de basket.

También entramos a una especie de salón de baile, dónde había un inmenso espejo en la pared.

Caminé al centro de la habitación y miré el piano en una esquina. Sonreí y tiré mi cabeza hacia atrás.

—Es perfecto para pasar la semana —le dije sonriendo.

—Podemos venir cuando quieras... —me dirigí al espejo y me apoyé en la baranda fría.

Analicé sus palabras y lo miré dudosa por el espejo.

—Jack, ¿tu has alquilado ésto, no? —se quedó en silencio.—Jack.

—Se supone que era una sorpresa pero... no pude evitarlo, vi esto y supe que serías feliz aquí.

—Jack —repetí ahora volteándome a él.—No.

—Si.

—¡No lo hiciste!

—La compré para nosotros —se encogió de hombros metiendo sus manos en sus bolsillos.

—No te creo —negué.

—Si quieres te muestro el contrato de propiedad —sonrió al ver que me convenció.

Corrí a abrazarlo y me atrapó entre sus brazos.

—Jack Johnson, ¿acaso tú estás loco? —susurré riendo.—¿Una casa tan grande para nosotros? Con solo ésta sala nos las arreglábamos —negué y lo besé en los labios.

—No es solo para nosotros, aquí van a vivir nuestros hijos, obviamente —sonreí aún más al oirlo hablar de nuestro futuro.

—Estás loco —afirmé.

—Es tu culpa, tu me vuelves loco —caminó conmigo en brazos hasta la baranda y me apoyó sobre ella, contra el espejo.

Comenzamos a besarnos, y si pudiera jamás hubiera parado.

[•••]

—No pasaron ni dos días y ya estoy repleta de felicidad —susurré en su pecho.

Él acarició mi hombro desnudo con la llema de sus dedos.

Besó mi frenté y suspiró.

—Podría ser así el resto de nuestras vidas —levanté mi cabeza y lo miré.

—Ya te dije que no nos vamos a quedar aquí...

—¿Por qué? —hizo puchero.

—Porque tienes una carrera, nene... —acaricié su rostro.—No puedo permitir que quieras tirar todo a la borda por esto.

—Pero lo he pensado, y quiero hacerlo, cariño —sonreí de lado y me senté en sus piernas.

—No, Jack, no quieres —negué.—Te segaste viendo que éste lugar es ideal para que vivamos aquí, pero ése no es el punto; tienes que seguir adelante con tu carrera, tus fans te necesitan, G te necesita...

—No es cierto, a Jack le da lo mismo —negó con la cabeza.—¿Acaso tu no quieres quedarte aquí?

Suspiré.

—Es lo que más quiero en el mundo... Pero no es cuestión de pensar solamente en nosotros... No podemos ser tan egoístas —lo miré adorando cada parte de él.

Sonrió al verme mirarlo tanto.

—No importa —besó mis labios inclinándose hacia adelante.

[•••]

La música sonaba por todo el salón. Jack había conectado su teléfono al parlante y nos encontrábamos bailando pegados en el medio de la sala.

Yo reía por cada tontera que él hacía y él me miraba de vez en cuando bailar sola.

Siempre me sostenía de las caderas y trataba de copiar mis pasos.

—Mejor me siento y te veo, es mil veces mejor —se tiró en el suelo y lo miré mal.—Por favor.

—No, baila conmigo —le hice puchero mientras hacia fuerza para levantarlo.

Me fue imposible.

—Pero tu si sabes bailar. Yo no, lo hago mal —rodee los ojos.

—Cualquiera puede aprender —le sonreí mientras se levantaba del suelo.

Me puse de espaldas a él y nos miré en el espejo. Pegué nuestros cuerpos así, con su pecho en mi espalda y comencé a mover mis caderas. Él colocó sus manos en ellas y me miró moverme mientras besaba mi hombro.

Sonreí tirando mi cabeza hacia atrás y le dejé un beso en su mejilla. Me volteé para quedar frente a frente y levanté mi pierna hasta dejarla a la altura de sus caderas. Jack la sostuvo.

—Eres una bomba —admitió y reí.

—Sólo se bailar —negué con la cabeza.

—No solo bailando... Eres hermosa —no pude evitar sonreír.

Me impulsó a levantarme con ambas piernas y me sostuvo del trasero, con mis piernas enredadas la parte trasera de sus rodillas.

—¿Te he dicho que soy muy afortunada de tenerte en mi vida? —susurré.

—No puedo dejar de pensar que si no nos hubiéramos conocido yo ahora estaría en mi casa sin hacer nada interesante... —fruncí el ceño.—A Jack le daría igual todo.

—No debería de hacerlo. Eres su amigo —le besé los labios con lentitud.—Feliz cumpleaños...

—Tu eres Mi Mejor Regalo —me dijo entre beso y beso.

Finalmente acabamos haciendo el amor sobre el piano, con la música de fondo.

Imaginas | Magcon BoysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora