Capítulo 23

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El Bosque Verde estaba iluminado por un aura dorada que le daba un aspecto de calidez reconfortante, el aire era ligero y fresco. Caminó como arrastrada por el viento, la arboleda estaba solitaria, ni el canto de las aves podía escucharse, el suelo estaba cubierto por una gruesa capa de hojas otoñales que de vez en cuando el viento arrastraba.

A la distancia divisó la elegante figura de Thranduil observándola mientras le ofrecía una de sus manos para que se acercara a él. Ella le sonrió con alegría, levantó su brazo para saludarle y corrió hacia él, justo cuando estaba a punto de alcanzarlo, sintió sus piernas sumergidas, vio a su alrededor, descubrió que estaba en medio de lo que parecía un océano, intentó nadar pero entre más lo hacía más se hundía, el pánico comenzó a invadirla, gritaba con desesperación por ayuda, el agua le cubrió el rostro; Thranduil permanecía impávido mirándola desde la orilla aún con la mano extendida, aquella imagen iba haciéndose borrosa en los ojos de ella, percibió que el monarca daba media vuelta; entonces dejó de luchar entregándose a su inevitable destino...

*

Se despertó sobresaltada, respirando agitadamente y con los ojos húmedos. Aún estaba agarrada de la mano del soberano, quien ahora dormía sentado sobre la silla y con los pergaminos desperdigados sobre el suelo. Ella se levantó cuidadosamente para no despertarlo, agarró una de sus mantas, cuando iba a cubrir al Rey Elfo, se encontró con Anardil a sus espaldas.

-¿Todo está bien?- preguntó el guardia.

-Sí, sólo quería abrigarlo... después de mucho tiempo ha logrado conciliar el sueño.- dijo Lothíriel mirando al rey.

-De acuerdo, estaré cerca por si necesita algo.- advirtió el Jefe de la Guardia y se colocó justo a la mitad de la sala, atento a lo que sucedía en torno al Rey Thranduil.

Lothíriel arropó al rey, recogió los pergaminos para colocarlos sobre la mesilla y se acercó al ventanal. El cielo comenzaba a clarear y la luna se ocultaba. Observó nuevamente a Thranduil, pocas veces lo había visto tan apacible, parte de su rostro estaba oculto por su larga cabellera dorada, se acercó a él y le dio un beso en la frente. Lothíriel regresó a su cama e intentó conciliar nuevamente el sueño.

*

-Aran Thranduil, disculpe, están aquí Vorondil y Elmoth.- anunció Anardil desde el portón del despacho del rey.

-Hazlos pasar.- indicó el Rey Elfo mientras continuaba escribiendo.

-Ai Aranya Thranduil (Salve Mi Rey Thranduil).- saludó haciendo una reverencia Vorondil, el soldado, que había formado parte de la comitiva al Valle.

-Aran Thranduil (Rey Thranduil)- pronunció despectivamente Elmoth.

Thranduil ni se inmutó, permaneció concentrado revisando un pergamino tras otro y escribiendo.

-¿Nos dirá el motivo por el cual hemos sido requeridos?- preguntó exasperado el orfebre.

-Después de todo te interesa lo que tengo para decirles.- respondió brusco Thranduil mirando al elfo. –He escuchado sus argumentos, los testimonios de quienes los han acompañado en sus respectivas comisiones y/o venturosas hazañas...- Elmoth y Vorondil observaban desconcertados al rey. –Dado los recientes acontecimientos en los que se ha visto involucrado el Capitán de la Guardia del Bosque Verde, Seregon, he decidido relevarlo de su cargo...- manifestó el monarca seriamente.

LÓBREGA PRIMAVERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora