Capítulo 50

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Al llegar al palacio, Thranduil se reunió a puerta cerrada con el Consejo. Durante horas estuvo informando sobre lo acontecido en la fortaleza de Dol Guldur, el ataque de los espectros y el Poder Oscuro. No obstante, obvió la intervención de los Ents, ya que, sabía que éstos preferían mantener la secrecía sobre su existencia. Seregon, que había creído ver a uno de los pastores de árboles, por la mirada del rey dedujo que en efecto no se había tratado de una ilusión, pero comprendió también la decisión del monarca.

Thranduil respondió a las inquietudes de su Consejo y escuchó atentamente las vicisitudes por las que habían pasado en su ausencia. De igual manera le pusieron al tanto sobre la situación del Reino del Bosque, los asuntos a los que habían conseguido dar salida, y aquellos urgentes que debían ser atendidos exclusivamente por él. Asimismo, le explicaron sobre cómo había sido encontrado en el bosque, después del evento de Dol Guldur, y todo el asunto relativo a su proceso de sanación.

-Aran Thranduil, es mi deber informarle acerca de la propuesta del Consejero Isilion.- advirtió Lenwë, observando con particular interés al elfo noldor. El Rey Elfo había escuchado lo que dijera el consejero en el bosque, no hizo comentario y simplemente decidió oír los argumentos de éste, sabiendo de antemano la conclusión final a la que quería llegar. -El Consejero Isilion proponía declararlo incompetente para ejercer sus obligaciones como soberano del Reino del Bosque Verde, y sugirió que el Consejo Real asumiera sus compromisos, tomando las decisiones por consenso o decisión mayoritaria, hasta en tanto su actuar errático no supusiera un peligro para los elfos del reino.- expuso suspicazmente el consejero.

Thranduil miró a sus consejeros. -¿Y bien?, ¿cuál fue la conclusión de todo ese asunto?, y ahora ¿cuáles son las consideraciones?- preguntó recargándose en el asiento.

-Aranya (Mi rey) así fue la propuesta y, con sinceridad, no considero que haya sido un error, ni tampoco hay alguna argucia subyacente. Si acaso es la angustia del Consejero Lenwë.- respondió Isilion con rostro cansino.

-Isilion, considero que mis preocupaciones tienen fundamento objetivo. Se había discutido incluso la posibilidad de, cómo decirlo de una manera correcta...- explicaba suspicazmente el Lenwë, mientras recorría la suntuosa Sala del Consejo.

-¡Basta de intrigas! Dime las cosas como son, evita los acertijos y explica tus argumentos.- exigió impaciente, el Rey Thranduil.

-En su inconciencia, el Consejo del Bosque Verde, además de Lord Elrond y Radagast; sugirieron la posibilidad de tener que despojarlo de su investidura, en caso de que no pudiera recuperarse. Incluso de tener que deshacernos de usted, si el Poder Oscuro lo atrapara irreparablemente.- expuso Lenwë.

El ambiente de la sala se tensó y el silencio se hizo pesado. Thranduil se puso de pie, se llevó una de las manos a los ojos, frotándolos un poco. –Creo que la razón y la genuina preocupación asisten sus análisis, así como, sus propuestas. Un pueblo no debe estar sujeto a un líder que amenace sus vidas, bajo ninguna circunstancia. A su propuesta, consejeros, no debe obviarse la participación de nuestra gente, se trata de su hogar y su destino, en ellos debería recaer la decisión de qué hacer en el caso que se han planteado.- estudió el Rey Thranduil, deteniendo su elegante andar para observar a sus interlocutores.

-¡Hir vuin (Mi señor), pero han supuesto darle muerte!- exclamó visiblemente exaltado Lenwë.

-¡Y yo mismo te mataría si supiera que conspiras en mi contra o en contra del pueblo!- respondió Thranduil, con enojo.

-Aran Thranduil, por favor, creo que las intenciones del Consejero Lenwë son sensatas, yo mismo consideré una locura aquella sugerencia, no podría ser capaz de llevar a cabo tal acción.- intervino Seregon desde su asiento.

LÓBREGA PRIMAVERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora