El sol estaba por ocultarse, Isilion se encontraba impaciente por hallar a su hija, habían buscado por los lugares aledaños al pie de las montañas, en la cueva. El bosque parecía estarla ocultando o protegiéndola tal vez. Ese pensamiento lo reconfortó, una luz se encendió en su atribulado corazón, bajó del caballo miró entre las copas nevadas de los árboles el cielo azul y naranja. –Yelya ¿massë nalyë? (Mi hija ¿dónde estás?)- pronunció en un murmullo el alto elfo de ojos grises. Entonces apreció a la distancia un viejo tronco que llamó su atención, corrió hacia allá, la nieve se había acumulado alrededor del hueco, escarbó rápidamente con ambas manos y allí encontró a su hija recostada sobre el lomo del ciervo moteado que parecía custodiarla.
-Hodo-ninya, nányë adar. (Mi corazón, soy tu padre)- dijo Isilion tocando el hombro de su hija. El ciervo permaneció inmóvil observando con atención al padre de la elfa.
Lothíriel se sentó como incorporándose de un largo sueño. –Ada, im gelir ceni ad lin (Papá, me alegro de verte nuevamente).- expresó saliendo despacio del tronco hueco. Su padre al ver su ropa desgarrada, la cubrió con su capa, su rostro amoratado producto de las bofetadas y su brazo fracturado sanaron ante la mirada atónita del Consejero Real.
-Mi pequeña hermosa, vamos, volvamos a casa.- indicó Isilion cargando a su hija protectoramente. Lothíriel lo abrazó y hundió su bello rostro en su pecho. El ciervo los siguió de cerca.
Seregon se acercó a Isilion para ayudarlo, no obstante, el Consejero le sugirió con la mirada que era necesario darle espacio a su hija. Cuidadosamente cabalgaron de vuelta, Elmoth no había pronunciado palabra alguna durante el trayecto, parecía sumamente preocupado, cabizbajo e irritado. Siguió al Consejero y al excapitán a distancia.
Arribaron al palacio con las primeras estrellas en el cielo, Lothíriel había dormido durante el trayecto en brazos de su padre. Ilmen y Vorondil les esperaban. La madre de la elfa con semblante acongojado se acercó a su esposo.
-Lothíriel, valeth-nin (cariño), hemos llegado.- dijo su padre cariñosamente.
-Adar (Padre)... quiero ir a casa.- pidió la elfa sin abrir los ojos.
-Bien, te llevaré a casa.- dijo Isilion.
*
Aquella magnética energía se extendió por el bosque, imperceptible a los ojos pero no al alma, poderosa, cálida, luminosa, positiva. Alcanzó con fuerza a la fortaleza de hierro de Dol Guldur, las lóbregas criaturas encerradas en un letárgico sueño fueron aplastadas por los escombros que comenzaron a caer. La imponente edificación temblaba, con un rugido metálico comenzó a hundirse, los engendros de Sauron fueron muertos por aquella ráfaga etérea. Un remolino de fuego ensangrentado como la erupción de un volcán se alzó desde la fortaleza hasta perderse en lo más alto del cielo, iluminando la noche.
La luz conjunta del Bosque Verde y Lórien estalló como un potente rayo dentro del torbellino disipándolo y apagando las incipientes hogueras. Las raíces de los árboles resquebrajaron los cimientos del recinto oscuro, la floresta se alzó portentosa impidiendo el paso o su visibilidad, el hierro fue cubierto por las enredaderas, la tierra se tragó los despojos de los siervos malignos, cadenas de finos cristales sagrados clausuraron todas las entradas y salidas. El Señor Oscuro fue obligado a replegarse. Aquella alianza de voluntades se precipitó sobre todo el Reino del Bosque Verde como si de una lluvia de estrellas se tratara, la maldad quedó confinada en un intermitente limbo, silencioso, acechante, adormecido, peligroso.
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LÓBREGA PRIMAVERA
FanfictionPorque aún de la más infranqueable oscuridad obtenemos algo. Relato inspirado en las obras del Profesor J.R.R. Tolkien. Agradezco a EAMANENUMENESSE por el diseño de la portada para esta historia.