Los últimos rayos del sol acariciaron los árboles de mármol. Thranduil estaba agachado, había hecho a un lado las muletas que llevara, al pie de aquellos árboles había un estanque de agua cristalina que cubría una placa de mármol blanco. Paulatinamente las estrellas fueron pintando el cielo y la luna fue apareciendo tímidamente hasta que su luz se posó sobre la placa revelando la inscripción elaborada con ithildin, el brillo plateado se reflejó en los penetrantes ojos azules del monarca. Dibujó con sus dedos los símbolos élficos, las ondas en el agua fueron revelando sutilmente una afilada espada, en cuya empuñadura se había labrado el símbolo del Bosque Verde. Thranduil retiró de inmediato la mano del agua, se incorporó e innumerables recuerdos se agolparon en su cabeza, su cuerpo se sintió vapuleado por miles de látigos hasta que volvió a caer de rodillas, jadeó y se limpió el sudor de la frente.
-¿Brannon nin? (¿Mi señor?)- dijo Lothíriel detrás del Rey Elfo. Se sintió nerviosa, ya que, se consideró como una intrusa en aquél momento en el que el monarca asistía por primera vez desde que sus padres murieran al cementerio. Se quedó allí de pie por lo que parecieron largos minutos, sin que el elfo se inmutara. Entonces decidió retirarse respetuosamente intentando no perturbar más la privacidad del momento. Hizo una leve reverencia y dio media vuelta. Había dado uno cuantos pasos cuando sintió una mano fría agarrar suavemente la suya, se giró y se encontró con el hermoso rostro del Rey Sinda.
Algo diferente había en los mares azules del rey que la hizo sentirse profundamente triste, apretó la mano de Thranduil, ella bajó la mirada pero él le tomó el mentón y levantó suavemente su rostro. Lothíriel supo que el monarca trataba de encontrar los recuerdos en su memoria, largo tiempo la observó, ella temblaba en su intento por contener sus apabullantes emociones. Entonces el elfo sinda soltó su mano, se giró nuevamente hacia el sepulcro de sus padres y se quedó allí estático.
Lothíriel sintió una terrible ansiedad, quería abrazar a Thranduil, decirle lo mucho que lo extrañaba, lo que lo amaba, pero sobre todo quería ser recordada. ¿Y si la condición actual del monarca era permanente? Preguntas cada vez más angustiosas se cruzaron por su mente, mientras su corazón se agitaba al ritmo de sus pensamientos, se colocó las manos sobre el pecho, controló su entrecortada respiración y se alejó de ahí. No hubo palabras, no hubo más miradas...
Los días subsecuentes fueron por demás extraños, Thranduil no había pronunciado palabra alguna desde que despertara, había permanecido la mayor parte del tiempo en sus aposentos, revisaba los pergaminos, el trabajo pendiente; pero evitaba a todos, desde los Consejeros hasta la gente de su pueblo, que solicitaban entrevistarse con él para conocer su situación y el estado del reino. No permitía revisiones de ningún tipo y se recluía durante horas en la biblioteca y el estudio. Durante las noches, el rey montaba a caballo por el bosque y se detenía en diferentes sitios, desde los cuales miraba las estrellas, nadaba o simplemente caminaba en soledad cobijado por los árboles.
El pueblo élfico estaba visiblemente preocupado por la salud del soberano, constantemente exigían al Consejo explicaciones y acciones contundentes para salvaguardarlo. La agitación iba en incremento con el paso de los días, incluso habían surgido algunos grupos de elfos que recelosos comenzaban a murmurar sobre la posibilidad de que finalmente el hado de los noldor hubiese descendido sobre el rey, lo que desencadenaría un final funesto para él y para los elfos del Bosque Verde. Situación por la que, Lothíriel, Isilion e Ilmen eran tratados con dureza, desconfianza y se les había sometido a un severo escrutinio.
Lord Elrond, los sanadores y el Consejo habían intentado por todos los medios intervenir. El rey les dirigía frías miradas e inmediatamente se retiraba, dejando a los frustrados elfos completamente confundidos y atribulados. Incluso los escribanos eldar se hallaban desesperados, pues su tarea de plasmar la historia de su pueblo se había visto sesgada por el silencio de Thranduil. Ellos mismos deambularon por el bosque, conversaron con los elfos buscando testigos de los acontecimientos o pistas que pudieran orientarlos para resolver la encrucijada en la que se hallaban, sin mucho éxito cabe señalar.
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LÓBREGA PRIMAVERA
FanfictionPorque aún de la más infranqueable oscuridad obtenemos algo. Relato inspirado en las obras del Profesor J.R.R. Tolkien. Agradezco a EAMANENUMENESSE por el diseño de la portada para esta historia.