-Capítulo final-
Elrond y Mithrandir, notaron que sus anillos, Vilya y Narya, respectivamente emitieron una potente luz que se conectó con rayo nacido del sur del Bosque Verde. De estar cabalgando al frente de la tropa de Imladris, se encontraron a un costado de Galadriel, cuyo anillo, Nenya, resplandecía emitiendo ese poderoso destello. Pronto el medio elfo y el istari, se dieron cuenta del espíritu de Sauron que emergía como una sombra negra de la fortaleza de Dol-Guldur, pronto convocaron el poder de los anillos: aire, fuego y agua. Los destellos despedidos por los anillos se unieron en uno, que como un poderoso geiser de luz cayó directamente sobre el espectro. Hubo un temblor, un vacío que lo contrajo todo y después una poderosa energía salió expelida esparciéndose por todo el reino.
La tierra se abrió, formando hondos acantilados entorno a la fortaleza oscura, que quedó sumida en un silencio absoluto, lóbrego, reptante y acechante.
Galadriel, Elrond y Mithrandir; intercambiaron miradas sombrías y llenas de desconsuelo. Los anillos volvieron a la normalidad, pero sus portadores, habían perdido un poco de ellos mismos al emplear un poder desconocido como ese.
*
El destello cesó y con ello sus sentidos volvieron a la normalidad. Los capitanes y guerreros, que antes combatían al resto de los invasores, se dieron cuenta de que éstos yacían inertes a su alrededor. No había más hordas, pero sí un silencio ensordecedor, un vacío mortecino y un palpitar ausente. Muchos de los guerreros cayeron de rodillas, rendidos ante los extenuantes combates y el horror de la guerra. Otros tantos caminaban en estado de shock, mirando sin mirar y recorriendo los diversos sitios, empapados en sangre y dolor.
Montones de cadáveres apilados, enemigos y elfos, caballos y hombres. Descuartizados, heridos de muerte, calcinados, torturados... silenciosos, inmóviles, fríos, ausentes. Los muertos había caído como las hojas del otoño, pero para éstos no habría un renacer. El viento frío elevaba el olor agrio de la sangre, y barría con las cenizas, que alguna vez tuvieron vida. A la luz blanquecina de la mañana, el Bosque Verde, era un espejismo lóbrego, cuyas cicatrices permanecerían por milenios, en su tierra y en su gente.
*
El tiempo se había detenido, el sonido había cesado, sus sentidos se apagaron. Sus ojos azules, clavados en ese pequeño montículo de ceniza, Lothíriel. El dolor más atroz que jamás hubiese experimentado le destrozó el alma. No había lágrimas en sus ojos, pero su corazón estaba envuelto en un llanto de sangre. Le faltó el aliento, no podía respirar, sudaba frío y temblaba. Lothíriel... su mente daba una y mil vueltas, las llamas envolviéndola, el fuego calcinándola; y después ella sonriendo, corriendo entre los árboles, nadado en el río, cantándole al amanecer, haciéndole el amor... y después gritando entre las flamas, desfigurada, solitaria; y una vez más ella en su boda, en su lecho, embarazada...
Un llanto, escuchaba uno, ¿o era su mente, qué era aquello? Dolor, atroz... pero el sollozo seguía allí. ¿Él seguía allí? "Thranduil", oyó su nombre pronunciado por aquella dulce voz. ¿Pero cómo, ella no había muerto? ¿Esas cenizas frente a él no eran ella? Dolía, sofocaba... una figura frente a él se movía haciendo aspavientos, tenía el rostro cruzado por el dolor, había locura en sus ojos azules, ¿o eran los de él?, ¿era él ese loco? Parecía hablar, llorar, sonreír y maldecir al mismo tiempo, pero no podía oírlo, sólo ese pequeño llanto. "Thranduil", la voz melodiosa llamándolo. –Lothíriel...- pronunció apenas en un susurro.
La figura, el elfo... Elmoth cargaba algo entre sus brazos, y el llanto. Paulatinamente un chirrido en sus oídos fue intensificándose hasta que el sonido de su entorno volvió. La realidad lo abrazó, cruda, implacable e inmutable.
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LÓBREGA PRIMAVERA
FanfictionPorque aún de la más infranqueable oscuridad obtenemos algo. Relato inspirado en las obras del Profesor J.R.R. Tolkien. Agradezco a EAMANENUMENESSE por el diseño de la portada para esta historia.