El reino notaba la ausencia de su reina, y los rumores comenzaron a propagarse. Había trascurrido ya dos meses desde la última vez que se le había visto. Por lo que el pueblo demandaba una explicación. Sin embargo, Thranduil quería reservarse el estado de Lothíriel y el embarazo, que para ese momento ya contaba con cuatro meses de gestación. Los cuales había pasado postrada en cama, debatiéndose entre la lucidez y la inconsciencia, con días buenos y otros difíciles. Un grupo de sanadores encabezados por Ereb permanecía casi la mayor parte del tiempo con ella. Lord Elrond, había conseguido que Lothíriel superara al menos dos de los momentos más críticos del embarazo, uno de los cuales había sido una amenaza de aborto. Sin embargo, la presencia del medio elfo sólo duró un mes en el reino, pues el ataque a su pueblo demandaba su estricta presencia.
Por su parte, el rey se mantenía muy ocupado, como era habitual; no obstante, esta ocasión lo hacía para tratar de evitar la profunda angustia que le ocasionaba la situación de Lothíriel. Durante el día no se presentaba en sus aposentos para verla, en esos momentos ella era cuidada por sus padres y los sanadores. De modo que sólo en las noches él se internaba en sus aposentos, para velar el sueño de su esposa. Durante el tiempo que había hecho eso, ella no había despertado ni una sola vez, por lo que su relación se había distanciado.
Isilion e Ilmen habían hablado con el rey al respecto. Lothíriel preguntaba por él y demandaba su presencia. La noldorin había caído en una profunda tristeza que agudizaba su delicada situación. Sin embargo, Thranduil se resistía a enfrentarla, anteponiendo sus obligaciones, que pudieran esperar o no, se habían convertido en los excusas habituales.
Aquella noche entró a sus aposentos, dejó una pila de pergaminos sobre el escritorio, se recargó en él y suspiró. La luz de la luna llenaba la habitación con su luz blanquecina. La chimenea de la estancia permanecía apagada, pero la de sus aposentos no. Se dirigió a la mesa que se encontraba a un costado del ventanal, allí había una botella y una copa, destapó el vino y bebió directamente. Estaba profundamente cansado, llevaba semanas sin poder descansar. Se encaminó a la habitación, allí estaba ella acostada, cubierta hasta el pecho con gruesas mantas blancas, sus delgados brazos descansaban a sus costados, su largo cabello azabache caía sobre sus hombros, su fino rostro estaba pálido, al igual que sus característicos labios rojos. Debajo de sus ojos había una ojeras violáceas, y contrario a lo que se esperaba había perdido peso.
Thranduil sintió una punzada dolorosa en el pecho, iba a agarrarle la mano, pero se detuvo y se encaminó a la chimenea, allí se quedó mirando el fuego.
-¿Thranduil es así como será?, ¿hasta cuándo seguiremos así?- pronunció Lothíriel, con una voz sutil pero firme.
Thranduil se sobresaltó y se giró para verla. Lothíriel estaba sentada recargada en los almohadones. -¿Por qué no has querido verme?- preguntó, con sus ojos claros iluminados por el reflejo de las llamas.
Thranduil guardó silencio y volvió a mirar a las llamas.
Lothíriel estaba agitada, pero estaba determinada a resolver de una vez por todas la situación con Thranduil. Así que recorrió las mantas, y haciendo acopio de la poca fuerza, se levantó y fue hacia él. –Me heriste, Thranduil, ¿lo sabes? Escuché que querías deshacerte de nuestro hijo para supuestamente salvar mi vida.-
-¿Man cerig (Qué estás haciendo)?- Thranduil se alarmó al verla parada frente a él, apenas deteniéndose del borde superior de la chimenea. –Gwaem (Vamos)- intentó cargarla para llevarla de vuelta a la cama.
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LÓBREGA PRIMAVERA
FanfictionPorque aún de la más infranqueable oscuridad obtenemos algo. Relato inspirado en las obras del Profesor J.R.R. Tolkien. Agradezco a EAMANENUMENESSE por el diseño de la portada para esta historia.