LÓBREGA PRIMAVERA

Capítulo 53

El cielo comenzó a nublarse, una serie de relámpagos advirtieron sobre la torrencial lluvia que se avecinaba. Las vigorosas gotas golpeaban con fuerza sobre el ventanal, cuestión que redujo notablemente la visibilidad del exterior. Lord Elrond se había retirado ya de la sala, los demás permanecían expectantes, lanzándose miradas furtivas, sin atreverse a romper aquel silencio reflexivo. Finalmente el Rey Elfo habló: -Retírense.- ordenó. Los elfos se pusieron de pie y fueron saliendo haciendo una respetuosa reverencia.

-Rey Thranduil si necesita algo, por favor, hágamelo saber.- dijo el Embajador Belthil, con semblante apabullado, se retiró.

-Hîr vuin (Mi señor), si me permite, deseo llevar a un grupo de elfos a investigar los alrededores del pueblo.- solicitó Seregon.

-Hazlo, pero los quiero de regreso hoy mismo, con el informe correspondiente.- accedió el monarca. –Lothíriel espera.- pidió el soberano dirigiendo sus ojos hacia la noldorin. El capitán hizo una reverencia y se fue junto a Annárato. Finalmente se quedaron a solas en la sala.

-¿Aran Thranduil?- preguntó la elfa de nítidos ojos grises.

-¿Qué sabes de Elmoth?- averiguó directamente el monarca con el semblante serio.

-Sólo lo que ya le he relatado... ignoro su destino. Lo vi partir hacia el norte.- comentó Lothíriel confundida, pues había narrado con detalle lo sucedido cuando se enfrascaran en el camino hacia las Ered Mithrim y el Brezal Seco, creyó que el monarca había quedado satisfecho con lo informado.

-Lo preguntaré de otra forma: ¿Qué te dicen tus visiones sobre Elmoth?, ¿qué te dice tu intuición sobre él?- inquirió el Rey Elfo, plantándose frente a la elfa.

Lothíriel analizó el rostro del monarca buscando una pista de lo que deseaba realmente encontrar al preguntarle aquello, pero su expresión era indescifrable. -¿Sospecha de él?- cuestionó, pero el rey no respondió, esperando lo que tendría que decir la noldorin. –Aran Thranduil en mis visiones no ha aparecido Elmoth, es verdad que últimamente se ha comportado extraño, pero según lo que él me ha dicho al respecto el motivo ha sido...- titubeó un poco cuando sintió que sus mejillas se ruborizaban. –Nuestra relación y compromiso no fue de su agrado, él me había pretendido desde hacía tiempo pero jamás fui capaz de corresponderle. Con nuestro futuro enlace, dijo Elmoth, "toda su esperanza se esfumó y ya no había nada más que lo retuviera en el Bosque Verde".- explicó la noldorin, apenada.

El rey respiró profundamente, no pudo evitar sentirse incómodo con tal aseveración, se giró y caminó hasta el ventanal. -¿Y tú le crees?- averiguó, tratando de disimular el ardor en la sangre producto de los celos.

-Sí, le creo.- aseguró Lothíriel, sin siquiera detenerse a meditarlo.

-¿No será que tus afectos por él nublan tu juicio?- sugirió el imponente elfo sinda, acercándose a una atónita Lothíriel.

-Amin hiraetha Aranya (Lo siento mi rey), no comprendo el origen de su recelo. ¿Podría explicarme sus hipótesis?- pidió Lothíriel, sintiéndose nerviosa ante el brillo de la duda en los ojos del soberano.

-Ese elfo tiene una especial inclinación por estar en el lugar y momento equivocados, no creo que eso sea una casualidad. No me convence su versión de los hechos en cuanto a lo que aconteció con Elendë, Seregon y la Guardia del Bosque, hay algo que oculta.- declaró el rey, escrutando la expresión de Lothíriel.

-Aran Thranduil, Elmoth ha sido mi amigo durante muchos años, sé que tiende a ser iracundo y desafiante, aun así no le creo capaz de acciones oscuras. Es un elfo habilidoso con el metal pero torpe con el control de sus impulsos. – explicó Lothíriel.