Después de galopar durante un largo trecho, Thranduil descendió de un salto cerca del cauce de los rápidos del Río del Bosque, escuchó el sordo rugido de las aguas y se dejó acariciar por la intensa brisa. Se despojó de su túnica y botas, se sumergió en las frías aguas, relajó su cuerpo y se dejó llevar por la corriente hasta aguas más tranquilas. Salió del agua y permaneció durante un rato junto a la ribera. Caminó en silencio, sintiendo la hojas bajo sus pies y las gotas de agua de sus cabellos dorados salpicar su piel, llegó hasta donde aguardaba su caballo, se aproximó a él. De pronto, percibió el sonido de unas pisadas, tomó su espada y en un segundo apuntaba al cuello de Imloth, quien se paralizó ante la reacción del Rey.
Thranduil retiró lentamente el filo de la espada haciendo un ligero corte en el cuello de la llamativa elfa, la cual hizo una mueca de dolor sintiendo el hilillo de sangre tibia. Imloth tembló ante la atemorizante belleza del elfo, lo sintió acercarse con sigilo sin retirar sus profundos ojos de los de ella. Su esculpido torso desnudo quedó frente a Imloth, ésta recorrió suavemente los músculos de su abdomen hasta detenerse en la lesión del Rey, alzó la mirada y encontró los ojos de Thranduil. El elfo le tomó la barbilla, rozó sus finos labios con sus dedos, se inclinó y besó la herida de su cuello, ella gimió por lo bajo y le abrazo por el cuello. Thranduil la sostuvo con firmeza por las caderas y la levantó, Imloth rodeó con sus piernas la cintura de él y buscó desesperadamente los labios del Rey. Se besaron apasionadamente hasta quedar sin aliento, ella rozó con sus labios el cuello y los amplios hombros del monarca dando ligeros mordiscos a su paso.
El Rey la depositó de pie sobre el césped, ella se recostó y con la mirada lo invitó a seguirla. El soberano la alcanzó y se colocó sobre ella, besó sus labios, su cuello, mientras sus manos recorrían firmemente sus senos y las curvas de su cuerpo. Al mismo tiempo Imloth acariciaba la amplia y fuerte espalda de él. Las caricias se detuvieron por un instante cuando Thranduil giró a la elfa bajo él, lentamente fue desabotonando el delicado vestido que aún cubría su deseo. La suave piel blanca de su espalda fue emergiendo mientras él la rozaba y besaba, al llegar a la cintura de Imloth ésta se removió para quedar nuevamente frente al monarca. Finalmente retiró el vestido dejando al descubierto el excitante cuerpo de la elfa, ésta se estremeció al sentir los labios de Thranduil succionando con fuerza sus erectos pezones, el agua que escurría por los cabellos dorados del elfo humedecía su cuerpo, ella gemía, al sentir las manos de él recorrer sus nalgas y muslos.
La excitación sustituía la inexperiencia de Imloth. Thranduil alternaba caricias gentiles y rudas, mientras ella arqueaba su espalda suspirando placenteramente exponiendo su seductor cuerpo a los deseos de él. Imloth lo acercaba a su cuerpo con sus piernas alrededor de la cintura del elfo. La piel del monarca parecía arder demandando un contacto más profundo, besó el plano abdomen de ella y deslizó una de sus manos entre sus muslos provocando un respingo acompañado de un gemido. Imloth sintió la ardiente humedad ansiando ser atendida por el Rey, lo anhelaba con urgencia.
Se apoyó sobre sus codos captando la atención de él que se incorporó para liberar el cuerpo de Imloth, entonces la elfa recorrió el bello rostro, cuello y pecho del Rey, se detuvo allí y lo empujo suavemente hasta que quedó acostado; la elfa se colocó a horcajadas sobre las caderas de Thranduil, se inclinó y lo besó fervientemente, sus manos se movían por sus duros pectorales, pellizcó firmemente sus pezones para después agasajarlos con sus labios húmedos, su boca se deslizó hasta los músculos abdominales, lo cuales bordeó con sus dedos y lengua, se detuvo en su ombligo.
El Rey respiraba con agitación, Imloth desabrochó el pantalón de Thranduil y lo retiró paulatinamente mientras le sostenía la mirada al monarca. Ambos estaban desnudos ahora, ella ardió de deseo ante el hermoso cuerpo del Rey, su palpitante pasión en todo su esplendor, ella lo tomó entre sus manos y comenzó a estimularlo, guiada por los gestos de placer en el rostro del Rey Elfo. Una de las manos de la elfa se dirigió hacia las amoratadas costillas de Thranduil y masajeó al mismo tiempo...placer y dolor, lo mismo que él le proveía. Ella le sonrió maliciosamente mientras el soberano se debatía entre ambas sensaciones que poco a poco lo estaban llevando al éxtasis.
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LÓBREGA PRIMAVERA
FanfictionPorque aún de la más infranqueable oscuridad obtenemos algo. Relato inspirado en las obras del Profesor J.R.R. Tolkien. Agradezco a EAMANENUMENESSE por el diseño de la portada para esta historia.