HANNAH.
Apenas había llegado a la casa caí como saco de papas a la cama. Estaba muy agotada, por culpa de ese estúpido me resfriare. Me duele mucho la garganta.
En serio pensé que me iba a morir de hipotermia, los minutos pasan demasiado lentos, creí que no vendría por mí así que me di por vencida de gritar como loca, deje que mi cuerpo se relajara y cuando pude reconciliar el sueño viene este idiota a despertarme.
-Estás pálida, ¿te sientes bien? -pregunta Emily.
-Sí, sólo necesito descansar -hice una mueca.
-Entonces te dejaré dormir. Iré abajo a terminar mi trabajo, ya sabes, todo ese lío del power point y exponer en clase -me regala una sonrisa.
-No es necesario. No me molesta dormir con la luz encendida, en total es tu habitación y no puedo adueñarme de tu espacio.
-No digas tonterías. Es nuestro espacio, ya llevas varias semanas aquí sí que también es tu habitación -rie.
-Te daré la razón sólo porque quiero dormir -reí junto con ella.
-descansa pequeña locaria.
-Eso haré joven responsable -le guiñe el ojo.
La ayudaría con el trabajo pero mis ojos se caían solos y era difícil mantenerlos abiertos.
Bostezo varias veces hasta que el sueño dominó por completo mi cuerpo, caí rendida entre las sábanas de seda.
***
Hoy me sentía bien. Con energías muy feliz. Todo gracias a las buenas noticias del doctor, el me ha dicho que voy mejorando. En unos meses podría mejorar mi porcentaje de poder volver a caminar, eso depende de mi. El tratamiento no acababa, son muchos meses más para poder caminar, cada etapa llevaba tiempo. Pero la paciencia es la clave del tiempo si que no pierdo nada en conservar la paciencia.
Mis estudios siguen congelados si que no espero el día que pueda volver a retomar mi vida. Es tan difícil pensarlo que me coloco nerviosa. Inscribirme en una nueva Universidad después de congelar mis estudios un año. Esto si que es un giro inesperado.
Me falta demasiado poco para cumplir los 20 y todavía mis padres me consideraban una menor, como su bebé aunque la única que tratan como un bebé era a mi hermanita. Pero ellos en parte no me dejaban de lado, insistían que me quedara a vivir con ellos hasta que termine la Universidad. Después compré mi departamento trasfromandome en una mujer independiente.
Pero Ruth también tiene ese bichito de no querer soltar a sus hijos ya que ellos aún siendo mayores siguen viviendo con ella. Y yo, bueno yo soy un caso diferente, se que cuando vuelva a caminar pienso vender el departamento de mis padres para comprarme uno nuevo. Todavía no tengo la claridad de que hacer, es una decisión tan difícil y tengo mucho tiempo para pensarlo.
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Jugando con tus normas © #1
Action#1 libro. Ten cuidado al cruzarte en el camino de Nicholas Anderson. Nisiquiera pienses en dirigirle la palabra por que cuando abre su boca no hay vuelta atrás, cada palabra es como cien cuchillazos en un segundo. Su mirada oscura te hace dudar en...