#20

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HANNAH

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HANNAH.

Observé como Nicholas se llevaba a Emily a tirones. Iba a ir detrás de ellos para impedir que se la llevara pero el mismo hombre que me dejó correr en la carrera me impide hacerlo.

—Nose si la suerte estuvo de tú lado o correr es lo tuyo —dice llamando mi atención.

Dispuse una mueca al ver que ya se habían ido. Emily estaba en serios problemas. Nicholas estaba muy enojado, nunca lo había visto de esa manera. Por un momento entendía el miedo de Emily, es un hombre demasiado intimidante.

—Correr es mi segundo nombre —le guiño el ojo.

—No hemos tenido tiempo de presentarnos. Me llamó Thom, me gustaría saber el nombre de la Sirenita —me sonríe.

—Hannah. Es un gran gusto haberte conocido Thom pero tengo que irme, mi novio debe estar buscándome.

—¡Hasta que te encuentro pesadilla! —escucho al bendito Darell. Sólo él podía salvarme de que este hombre dejara de mirarme como lo hace un despertador con su presa; comersela.

—Que bueno que llegas, amor. Te presento a Thom —apuntó al castaño.

—Un gusto. Soy Darell —saluda.

—Un gusto Darell. Eres un maldito suertudo, te sacaste la lotería con esta chica.

—Opino lo mismo. Aunque aveces es tan irritante que dan ganas de mandarla lejos, que no te engañe su hermosa cara —dice divertido.

—No le creas. Soy un ángel.

—Bueno, te dejaremos viejo. Tenemos que irnos —dice Darell.

—Viejo estará tu pene tanto usarlo jodido idiota —dice en un tono brusco.

—Hey, yo sólo lo decía porque la mayoría de los hombres se lo dicen —se defiende.

—Adiós Thom. Suerte —me despido para evitar que su discusión terminará en golpes.

—Adiós Sirenita.

Dejé que Darell manejará y decidí dormir en todo el trayecto a casa. Desperté cuando Darell posó su fría mano en mi desnudo hombro.

—ya llegamos.

—Gracias por venir a dejarme. Fue una buena noches —besé su mejilla. Me quite el cinturón y baje del auto.

Me abracé a sí misma con mis brazos cuando la fría brisa choca con mi cuerpo. Quite de mi cintura la chaqueta y la coloqué encima de mis hombros tratando de abrigarme algo. Golpee dos veces la puerta hasta que la abrió era Emily.

—¿Te encuentras bien? Todavía no puedo creer lo que te hizo ese estúpido de Nicholas —balbuceo.

—Tranquila. Mejor hablemos arriba —dice en voz baja. —No quiero que mamá despierte.

Jugando con tus normas © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora