#37

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NICHOLAS

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NICHOLAS.

¿Por qué la bese? Me preguntaba una y otra vez sin obtener ninguna respuesta, ¿Acaso Hannah estaba atrayendome? Algo está haciendo conmigo, eso no me gusta para nada. Con algunos cigarros y unos tragos lograre sacarla de mi cabeza, lo mejor es que deje de darle vuelta al asunto del beso, como he dicho es solo un beso. Me estoy comportando como un estúpido que nunca ha besado una chica.

Me concentro en la carretera. Leighton habla animado con Darek. Hoy era el día que estuve esperando con ansias, ese que planeas todo con perfección para que todo salga como quieres, la venganza de Leighton contra Anthony. Todo fue planeado con astucia, escogimos el día indicado para que Anthony caiga en su propia miseria; derechito al infierno. No creo que sea el único que lo quiera muerto.

Estaciono el auto cerca de la cabaña alejada de la ciudad, escondido detrás de unos grandes árboles donde nadie podría descubrirnos. Leighton habla por última vez con Anthony.

—Dijo que estaba por llegar, ¿no es genial ver su muerte en primera fila? —esboza una enorme sonrisa.

Le damos la razón esperando paciente la llegada de ese hombre con sus matones. Una camioneta negra para en seco dejando a la vista dos hombres con sus rostros cubiertos, uno de ellos debe ser Anthony, los otros esperan dentro de la camioneta. El hombre con seguridad da los pasos a la entrada y... ¡Pam! El ruido espantoso hace eco por todo el bosque, partes del cuerpo de Anthony volaban por el aire como la vez que el joven explotó en el auto de Emily. Todo había acabado, ya no tendríamos que estar escapando más, las amenazas que Anthony me hacía con Hannah ya no valía nada, ¿Ahora qué hago?, ¿chocó las manos con Leighton para celebrar el triunfo?

Leighton un momento se ausenta pegado en la pantalla de móvil, sus ojos perdidos, ¿Qué le estaba pasando este cabrón? Levanta su cabeza alarmado, buscando alguien por los lados. Doy un salto al ver cómo la bala atraviesa la cabeza de Darek. El cae al suelo, corro donde se encuentra para ver si podía haber una posibilidad que siguiera respirando, ya era tarde no daba ninguna señal de vida, no tenía pulso. Leighton me toma del hombro alejándome del cuerpo sin vida, me arrastra hasta el auto, las balas vuelan por el aire. Leighton logra sacar el auto del lugar a tiempo, la camioneta negra nos sigue con rapidez sin dejar de disparar, ¡mi auto!

Sacó la metralleta para tirarle en las llantas del auto antes que ellos terminarán haciéndolo con el mio. Observó cómo el conductor pierde el control desapareciendo. Veo mis vidrios traseros quebrados, nose que mierda tienen todos contra mi auto que quieren destruirlo, parecen perros envidiosos por no tener un auto como el mío.

—¡¿Cómo mierda paso todo esto?! —exclamé furioso.

Todavía no asimilo que Darek estaba muerto, mi amigo de tanto tiempo muerto en solo unos segundos, vi toda su muerte y no pude hacer nada al respecto, no hice nada, ¡quede mirando su muerte como un idiota!

Leighton me entrega su teléfono que estaba desbloqueado dejando a la vista un mensaje que decía:

"Tu matas uno de mis hombres y yo te devuelvo la mano".

—No puede ser, ¿Sigue con vida el maldito infeliz?

—¿No es obvio?

—¡Hijo de puta! La pagara muy caro, mató a Darek, no nos dejó ninguna otra opción si no que declaró la guerra. Se arrepentirá de seguir respirando —dije entre dientes.

Estoy luchando conmigo para no dejar escapar el monstruo que me hacia actuar como un loco. Me bajo a duras penas de lo que queda de mi auto.

—En la bodega tengo un auto, llevare a un mecánico el tuyo y mañana estará como nuevo, no te preocupes yo pago los arreglos.

—Es lo mínimo —lo miró amenazante.

Entramos en el club, tomamos algunas copas para relajarnos, las horas pasan volando, ya se había oscurecido y si no salgo del club no me doy cuenta. Desde las cinco de la tarde me quede conversando con Leighton hasta lo acompañé abrir el club. Mi teléfono vibra desconcentrándome del juego de cartas, ¿Quién será? Bueno quien sea tendrá que esperarse a que termine de jugar. Cuando ganó el juego sacó el teléfono, de nuevo un número desconocido, esta vez me había enviado un mensaje.

"Tengo en la mira a la Sirenita"; abro las dos imágenes que venían con el mensaje. Hannah en pijama muy divertido y sensual, estaba afuera de la calle y en la otra ella estaba hablando con el conserje animadamente.

Observo que tenía otro mensaje más aparte del que me han enviado unos minutos después.

"es mejor que pares tu juego o tu pobre chica sufrirá las consecuencias".

Mi cara comienza a tornarse un color rojo intenso, si el plan de ese estúpido era cabrearme lo ha logrado porque ahora quiero golpearlo, ¿Qué pare? Todavía ni he comenzado el juego, no se imagina lo que soy capaz de hacer cuando pierdo la cordura, soy un maldito loco que no piensa las cosas antes de hacerlas. La chica que me mantenía cuerdo ya no está a mi lado, soy como un perro sin correa, un mal paso y me descontrolo como aquella vez.

Desconcentrado me levantó de la mesa obteniendo miradas confundidas. Camino en busca de Leighton, cuando logró estar a su lado le pido las llaves de los varios autos que tiene como colección, el acepta llevándome a la bodega para que elija uno de esos tantos autos. Al fin me decidí por cual, me despido de él y sin cruzar ninguna palabra más me voy lejos, maneje con rapidez deseando llegar rápido al departamento de Darell, ¿Hannah estará bien?

Colocó la música de la radio para relajar mis nervios, estaba actuando como un loco desesperado cuando no le ha pasado nada. Sé que el gran edificio tienen buena protección, el conserje siempre pide los datos de las personas que van y antes que nada tienen que ser presentadas por el dueño del departamento, en este caso Darell.

¿Tanto me preocupa esta chica? Sera que estoy volviendo a cometer los mismos errores que antes, espero que no porque no quiero dar un paso atrás, se supone que tengo que dar vuelta la página, si uno se enamora es solo una vez, ¿pude haber dos veces? ¡Estúpido! Aspiro todo el aire que está a mi alcance para relajar estos nervios que me tenían los pelos de punta.

Solo es un beso, no estarás perdiendo la cabeza por eso, ¿te estás volviendo loco? —mi subconsciente hace su trabajo; hacer caerme en el mismo oyó.

Le pido al conserje que me deje estacionar el auto por el rato que esté en el departamento, dudaba que si lo dejo a esta ahora afuera me lo dejarían pelado, es solo prestado por una noche, como dicen; lo ajeno reina la desgracia. Mejor precaver que lamentar.

Jugando con tus normas © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora