HANNAH.
Nicholas pidió un café con leche para mi y el se pidió un café, me preguntó que si quería algo para comer y me negué, todo mi estómago estaba muy revuelto.
—Gracias —susurre.
Me tapé la cara con las manos tratando de tranquilizar los mareos que tenía. A veces reía porque veía muchas cosas, nunca debí haber tomado demasiado.
—¿Te sientes bien? —pregunta.
—Yo creo que con un café me sentiría mejor —murmuré.
El se queda en silencio nuevamente. Era un momento incómodo, estábamos los dos juntos sin querer matarnos entre nosotros.
—¿Quién se llevó a Emily? —pregunté preocupada.
—Jake. En total estaba más borracha que tú y ni siquiera se podía ella misma —suelta una pequeña carcajada.
—No pensé que se me iban a ir las copas demás. Tomé, tomé y tomé hasta quedar aquí contigo.
—Por eso mañana despertarás con un dolor de cabeza que nadie te lo quitará —dice divertido.
—Eso mismo pienso —otro silencio, esté más breve que el anterior.
—¿Por qué destruiste mi habitación? —pregunta sereno.
—Porque me dejaste un papel en mi bolso con amenazas —me crucé de brazos.
La camarera llega con el pedido en justo en el momento que él iba hablar. Le musitó un; gracias. Nicholas la observa esperando que se vaya.
—¿Qué? Eso es absurdo, no tengo tiempo para hacer papelitos con amenazas cuando puedo decírtelo en persona —logra decir cuando la camarera abandona la mesa.
Le di un sorbo al café con leche, la espuma hizo una forma de bigote debajo de mi nariz y Nicholas ríe al verme.
—Si que gracioso —me limpie con la servilleta. Busco en mi bolso el papel y se lo entregó. —ves que no miento.
Él observa el papel un buen rato, algunas veces me observa de reojo y llama a la camarera. Yo lo miro extrañada, ¿Qué querrá con ella? Tal vez le pida algo para comer o tomar.
—En qué puedo ayudarle —la camarera le sonríe tratando de ocultar lo nerviosa que estaba al tener contacto visual con él.
—¿Puede prestarme su lápiz y un papel? —levanta una ceja esperando un sí por respuesta.
—Obvio —Ella mete las manos a sus grandes bolsillo de su delantal, saca una hoja de su libreta y de sus tres lápices azules le entrega uno.
—Gracias. Cuando termine te lo entregó —impaciente espera que se vaya.
Ella asiente y se va lejos de nosotros. Él se inclina un poco para escribir, al terminar me entrega los dos papeles.
—¿Ves? Mi letra es totalmente diferente a la hoja de la amenaza —confirma. Espera que visualice bien las hojas y vuelve hablar. —yo que tú me preocuparia de quién te está buscando. Parece que Hannah no es una chica muy buena —se burla como aquella vez que yo lo hice con el.
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Jugando con tus normas © #1
Action#1 libro. Ten cuidado al cruzarte en el camino de Nicholas Anderson. Nisiquiera pienses en dirigirle la palabra por que cuando abre su boca no hay vuelta atrás, cada palabra es como cien cuchillazos en un segundo. Su mirada oscura te hace dudar en...