Desperté con un dolor de cabeza, parece que fui yo la que tomó ayer para despertar de esa forma, recordé mi comportamiento y desde ese momento nadie me movió de la cama, ¡Dios, que grosera fui con Rae! Ella no tiene la culpa de que Nicholas sea un hombre desinteresado, tengo que disculparme con ella lo antes posible, después de darme una buena ducha y volver a ser yo, esa chica alegre que no anda destruyendo las ilusiones de los demás, no aguantó un segundo más para poder disculparme con mi amiga, tiene todo el derecho de hacer su vida con quién le plazca y su oportunidad está cayendo como granitos de arena, a poco. Corrí a la ducha antes de que fuera ocupada, cerré con pestillo, con el agua totalmente fría me introduzco en la tina, el agua salía como si estuviera en el congelador, recién salida del polo norte, me estremecí y comencé a sentir la falta de aire, controle mi respiración alocada hasta poder disfrutarla, aún con los ojos cerrados con fuerza, enjabonada, limpia, cierro el grifo satisfecha. Había sacado todo el peso que cargaba con tan sólo soltar toda esa aire que freno mi reparación.
Me coloqué mi ropa de ayer repitiendo como nota mental que tenía que llegar a cambiarme de prendas. Sin ganas de arreglar mi aspecto horrendo, dejo una coleta, forzó una sonrisa y dejo el lugar, con seguridad camino a la habitación dónde debe estar durmiendo mi amiga, ¿estará molesta o dolida? Mis palabras fueron muy hirientes pero verdaderas, le ayudarían o no perderse en su fantasía con su amado príncipe que sólo era la bestia. Rae seguía durmiendo, inquieta me quedo observando cómo duerme, ¿Se molestara si la despierto? Sí, es inoportuno llegar de esa forma, el único problema es que no aguantó ni un minuto más sin disculparme, no puede salir de mi mente las palabras que dije sin filtro el día de ayer.
—¿Rae? —Toque su hombro, ella gruñe en voz baja, balbucea palabras que no pude lograr entender. Debe seguir dormida. —No quiero despertarte pero necesito... necesito que hablemos.
—¿Mm? Con lo que me dijiste ayer nuestra conversación quedó por terminada —Se sienta en la cama, bosteza, profundizó su mirada en mis ojos.
—Yo no quería decirte tantas peste, lo siento.
—¿Sabes algo? Críticas tanto a Nicholas cuándo tú también tiras tanta mierda como él lo hace. Tienen una muy buena capacidad de darles a las personas en su punto débil, ¿Quieres saber cómo me siento? Me siento una mierda, me lanzaste en el mismo hoyo que pensé superado. Gracias Hannah. Deberías correr con tu alma gemela porque ustedes bien que se entienden, ¡Deberían hasta estar juntos! —Alza sus manos en el aire.
Tiene razón. Debe desahogarse y si está de ese humor es por mi culpa, sólo puedo pedirle disculpas, ella sabrá cuando aceptarlas.
—En serio nunca pensé que iba actuar de esa forma tan brusca. Lo siento, tú eres la única que sabrá cuando la aceptes mis disculpas. Eres una gran chica, lucha por lo que quieres, ¿O te rendirás por un simple comentario mío? No tiene sentido.
—No puedo competir con alguien que no quiere estar conmigo porque su corazón está ocupado. Déjame sola, ¡Ahora! —ordena autoritaria.
Me marché de la habitación cargando en mi espalda una gran culpa, no puedo creer que haya actuado igual que Nicholas. Odio que todos me comparen con él. Esperé que las chicas almorzaran para que Emily me pasara a dejar, mis ánimos bajos me tenían deambulando en otro mundo, no era la única, por una parte de esta casa Rae está destrozada y por culpa mía, ¿Quién me creía para arruinar sus ilusiones? Ella tenía que darse cuenta por sí sola, ¿Habrá sido menos duro que lo escuchará de mi boca?, ¿O más duro que Nicholas se lo dijera? Ya no se cuál de las dos opciones es mejor.
ESTÁS LEYENDO
Jugando con tus normas © #1
Action#1 libro. Ten cuidado al cruzarte en el camino de Nicholas Anderson. Nisiquiera pienses en dirigirle la palabra por que cuando abre su boca no hay vuelta atrás, cada palabra es como cien cuchillazos en un segundo. Su mirada oscura te hace dudar en...