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HANNAH

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HANNAH.

Me pongo nerviosa cuando veo que el doctor viene. El día de ayer no pudo venir a examinarme pero hoy a primera hora estaba entrando a mi sala. Le sonrió mientras en mi mente buscaba cuál excusa plantearle en la conversación que tendremos.

—Hannah, tanto tiempo sin verte.

—Lo mismo digo de usted doctor.

—Estoy muy molesto contigo, han pasado semanas que no viene a tus tratamientos y horas conmigo. Ahora me entero que éstas aquí porque te dispararon, ¿Qué significa eso?

—Un accidente, iba caminando en la calle con tranquilidad cuando un grupo de motociclistas dispararon a todos lados, ya ve, fui una perjudicada en ese balacera —me justifique con la mentira más estúpida que se me ocurrió.

—Me imaginó. Tuviste que esperar que tu pierna estuviera herida para venir a la clínica. Hannah necesito que te tomes este asunto con seriedad, por poco pudiste dar un paso hacia atrás todo el tiempo que estuvimos ayudándote para que caminaras. Volveré agendar una nueva hora contigo para un dos semanas más, no necesitas tanta urgencia atenderte conmigo pero necesito que sigamos con el tratamiento, con el tiempo ya no será tan seguido si no nos veremos para saber como vas.

Después de decirme esas palabras me examina. Todo salió bien. Estaba lista para que me dieran el alta, la suerte fue mía porque la bala no fue profunda y Nicholas la saco a tiempo, ¡Bendito seas Nicholas!

—Bueno linda, un gusto volver a verte y ya sabes, si no vienes agendar tu hora tendré que buscarte por cielo, mar y tierra.

—Tranquilo, volveré y con la mejor disposición. Que tenga un buen día, adiós —me despido.

—Adiós Hannah.

En toda la mañana tuve que esperar que vinieran por mi, las enfermeras llamaron a todos los números que les di pero nadie contestaba, ¿Acaso todos se pudieron de acuerdo para hacerme la era del hielo? El único que tiene que estar enojado es Darell por sacar su auto sin permiso. A las tres de la tarde recién me informaron que venían por mi. La enferma me saca con una camilla hasta dejarme afuera de la gran clínica. Quería golpear a Nicholas por venir tan tarde por mi. Deje que me subiera al auto pero antes le doy un golpe en la cabeza.

—Te mereces por demorarte idiota —lo regañe.

—El tráfico, pelirroja, el tráfico  —se justifica.

Iba a besarme y colocó mi mano en su pecho para impedírselo, ¡Que me encanta hacerlo sufrir de esa forma!

—Acuérdate, los amigos no se besan —comentó burlona.

—Como órdenes, sin besos —ironiza.

Veo que sube al auto, maneja sin decir ninguna palabra. Pongo la música en un tono prudente para hablar.

Jugando con tus normas © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora