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HANNAH

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HANNAH.

Emily insistió en que quiere quedarse conmigo esta noche, no tuve otra opción que aceptar, no podía contra esa chica tan seria y pegote. Al dia siguiente despues de las observaciones me dieron el alta, tengo que tener reposo por tres o dos días, el sedante que me inyectaron me dejo algo estupida, llegue solo a dormir y le pedí a Darell que cuando estuviera mejor habláramos. Todavía sigo resentida con el.

—¿Ahora podemos hablar? —pregunta cuando me ve salir del baño.

—Supongo que sí.

—Hannah, nos conocemos hace tiempo y sabes que nunca me he metido en esos líos, menos que perjudique a los demás, no se porqué pasó eso, ni idea. No quiero que estemos peleados, no me gusta que no nos hablemos. Se que yo estaba enojado contigo, te culpe de todo cuando yo tenía la culpa por ser un descuidado. Cuando llegué al departamento y te vi en esas condiciones me arrepentí de todo lo que te dije, lo siento Hannah. Eres mi mejor amiga, mi cómplice, mi madre, te amo y no quiero que nuestra amistad termine de esa forma, ¿Me perdonas?

—Me costó analizar que tú no eres parte de la mafia, en un momento lo llegue a pensar, te conozco y sé que no eres así, agradezco que aclares todas mis dudas. Te amo idiota. No estas %100 perdonado pero vas por buen camino, Tal vez con unos chocolates te perdone —le sonreí.

—Tu no cambias, siempre sobornando, ¿eh?

—Algo es algo, ¿no crees? Agradece que sólo por un chocolate ya te perdonó. Pude haberte pedido algo más caro —me burle.

—Si insistes, mañana iré a compártelo.

Le regale una sonrisa, él me abrazó con cuidado, nos separamos y volví a mi cueva, me acosté con cuidado, observó el techo sin pensar en nada.

—Darell, pareces una mosca que molesta todo el tiempo, si sigues así no te perdonaré —comencé a regañarlo.

—¿Molesta? —pregunta Nicholas.

Mi mueca de enojo desapareció, la reemplace por una encantadora sonrisa que le regale a Nicholas.

—¿Y tú?, ¿Que ola te trajo por aquí? —sonreí traviesa.

—Una muy grande... ¿Cómo te sientes?

—Siento que un camión pasó por encima mío, tengo todo delicado. Sigo viva, eso es lo que cuenta.

—De igual manera no se como entraron a este departamento. Este sector es seguro, ¿No se supone que tienen cámaras?

—Si las tienen, graban la primera planta, los ascensores, pasillos, etc. Los hombres entraron sin dar aviso al conserje, es decir, en las cámaras el conserje estaba distraído hablando con una chica y ellos subieron por las escaleras. Darell pensó que la chica estaba cubriendo a esos maleantes pero no, ella vive un piso más abajo y siempre se gana a conversar con el conserje. Lo otro que encontre raro es que en los pasillos no se vieron, no se si pasaron por la oscuridad pero no levantaron sospechas. El policial cuando fue a entrevistarme me explicó que conocía esa banda de hombres, siempre hacían ataques y que dejaban amenazas para alguna persona, son jueguitos que sobrepasan los límites, obviamente no le revele que Darell era mi "novio" o si no tendríamos más problemas, mentí que no sabía de qué novio hablaba de los tanto que tenía, excusas baratas, ¿Tu crees que son mafiosos? Darell me explicó que nunca se ha metido en esos negocios turbios y le creó. Si no son mafiosos, ¿Que serán? Por algo me advirtieron que yo sufriría las consecuencias de todo. Nicholas, necesito que me ayudes en averiguar en qué lío está Darell.

—No creo que sea necesario, sabes que desde ahora te cuidaré el doble, obligare a Darell hablar con el dueño de todo este edificio y que pongan más seguridad, esto no puede quedar así. También, puede ser que esos hombre se equivocaron, sabes que ellos son enviados hacer lo que te hicieron, no vienen por cuenta propia, sólo lo hacen porque les pagan para hacerlo, es su trabajo. A veces los hombres de la mafia cometen equivocaciones, ¿Y si la amenaza era diferente?, ¿O se equivocaron de chica? Este edificio es grande. Viven muchas personas y sólo basta con decir mal el número del departamento y la que vive en ese lugar paga los platos rotos, cómo pasó contigo. Te pido que no pierdas los estribos, conserves la calma y verás que todo saldrá bien. Junto a mi nunca te pasará nada malo, ¿entendido?

—Entendido —profundice mi mirada en la suya. —¿Por qué lo haces?

—¿Hacer qué?

—Preocuparte por mí.

—Ehhh, hace como calor aquí, ¿Te molesta si abro un poco la ventana?

—No, hazlo.

—Como te decía, me alegro que no te pasará nada grave.

—Ya charlatán, deja tus excusas, entiendo que no quieras decirme y tranquilo no te obligo. Ahora trae tu culo aquí y acuéstate conmigo, no te morderé.

El ríe, le hace caso a mis palabras y se acomoda en la cama, deja que sus pies cuelguen, pasa su brazo por debajo de mi cabeza, aprovechó acomodar mi cabeza en su pecho.

—¿Veremos una película o estaremos mirando la nada? —protesta.

—No estaría mal la segunda opción.

—Eres aburrida, lo sabes, ¿cierto?

—¡Hey! —levantó mi cabeza bruscamente y chocamos miradas. Nos quedamos en silencio sin decir ninguna palabra.

Me cogió la cara entre sus manos, me puse nerviosa cuando pude ver en lo más profundo de sus ojos. Me observó burlón, sitúa su mano en mi espalda guiándome a que me acerca más a él, cerré los ojos, esos perfectos dedos siguieron mis labios, suspiré sintiendo esa chispa que nos unía, sus labios ya están sobre los míos, saboreo el deleite de su lengua, la cual se movía cautelosa, su aliento sobre mi mejilla me hacía esbozar una sonrisa juguetona, mis dedos se pierden en su cabello provocado un alocado nudo, nos separamos por falta de aire, sonreí como niña con un juguete recién comprado. Ese beso fue increíble.

Sin saber que decir nos quedamos mirando el techo, en silencio, por mi parte yo controlando mis hormonas, por otra parte no sabía que estaba pasando por la cabeza de él.

—Esto no debe suceder más —dije por fin, incapaz de contenerme un minuto más.

—¿Tú crees?

—¿Te gustó acaso? —levanté una ceja divertida.

—Esa pregunta queda para ti. Te deje sin respiración —comentó con una sonrisa furtiva de oreja a oreja.

—Ese fuiste tú.

—Como digas —se encoge de hombros.

—Los dos sabemos donde siempre nos llevan los besos, ninguno de los dos quiere tener un lazo mayor que nos atrape, te conozco, eres inseguro y si estamos de esa forma será algo "inseguro", iremos y vendremos. Somos personas que estamos hechas para jugar con los sentimientos de los demás, jugaremos con nosotros mismo, nos vamos a herir constantemente.

—Tiene razón. Es mejor que me vaya, no puedo estar aquí, no quiero tenerte cerca en este momento, espero que no lo tomes a mal, ¡Digo!, ¿Ves lo que haces? Yo nunca habló de esa forma y me molesta que pase eso. Adiós.

—No tomes esto como una señal que te alejes. No quiero que lo hagas.

—Otro día hablamos, ¿vale? Hoy tengo la cabeza en otro lugar menos aquí —hace una mueca.

Se levanta bruscamente. Veo que sale lo más rápido posible, suspiró, acomodo las sábana y un pequeño papel cae al suelo, lo recojo, es un número, dudosa comienzo a pensar de dónde vendrá el número, ¿Quién será?, ¿Debo llamar a Nicholas para avisarle lo del número? Quedó varios minutos pensando en que hacer hasta que tome un decisión. Anote el número desconocido en mi teléfono, marque, coloqué el teléfono en mi oreja esperando que contesten, primer tono, segundo, tercero, cuarto.

—¿Nicholas?

—Si —imite su voz.

—Hasta que por fin te dignas a llamar Nicholas, ya iba a golpear a mi hombre que te dio mi número. Quiero que me traigas las drogas, ¿Nicholas estás?

Antes de que siguiera hablando corte la llamada, ¿Que acabo de escuchar?, ¿Nicholas es un narcotraficante? ¡Esto no es posible! Ahora entiendo todo, como obtenía plata, porque nunca estaba en casa, ¡Dios! Esto no puede ser posible.

Jugando con tus normas © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora