HANNAH.
¡Estoy viviendo con Nicholas! Estoy tan feliz, pensé que no volveríamos hablar después de dejarlo ese día. Hubiera agradecido que no me contara nada de ese tal Anthony, tome la situación con tranquilidad pero en realidad estoy muy preocupada por todo lo que pueda pasar. Ahora que sé quién es el hombre de las amenazas mi odio hacía él es más grande de lo que pensé, sin conocerlo lo odiaba, por culpa de él todo este tiempo he pasado por muchas cosas, palizas, bombas, balazos, si no hubiera venido a buscarme nada de esto pasaría. Vine hacer mi nueva vida y me entero que mi padre estaba en negocios turbios, ¡Quien sabes con quién mafiosos más tuvo deudas! Pensarlo me da escalofríos. Decidí volver a caminar para enterarme porque a mi padre lo mataron y ahora me enteré sin imaginarlo. Para mi él era el hombre perfecto, padre espectacular, ejemplo a seguir, estuve bajo las mentiras de él. Ahora entendía porque nunca mis familiares no querían contacto con nuestra familia.
Quite los amargos pensamientos y seguí preparando la cena, coloqué todos los servicios en la mesa, ¿En que momento me volví tan romántica? Apague el horno. Saque el pescado, coloque las ensaladas en la mesa. Nicholas llega y se sorprende de la sorpresa. Sonrió de oreja a oreja. Lo saludo con un beso y él sonríe. Le ordenó que me espere sentado, masajeo un poco sus hombros, lucía tan cansado que me daban ganas de regalonearlo tanto para que sonriera. En la cena le conté todo lo que hice en el día, Nicholas reservado contó lo preciso, como siempre se mantiene en silencio. Me levanto a refregar los platos y cuando vuelvo el me regala una sonrisa forzada.
—Gracias mi pelirroja, cocinas tan rico que me terminare enamorando de tu comida y no de ti.
—¡Pobre de ti! —advierto divertida.
El me acerca más a su cuerpo y chocó contra la mesa. Nicholas se arrodilló en el suelo, la llama de sus dedos recorren toda mi piernas hasta llegar a la parte sensible de mis muslos, mis piernas tiemblan al sentir el contacto, sus manos llegan a mi trasero y me sube a la mesa, dejó caer mi cuerpo hacía atrás, tenerlo de esa manera me provoca un calentamiento tremendo, baja mis bragas, un fuego abrasador domina la situación, me agarra de las caderas para tener más accesibilidad a mi interior. Su boca rápidamente me chupa, sus dientes muerden mi clítoris, provocada y alterada poco más y más, lo deseo. Mi clítoris húmedo hinchado, a punto de explotar. Sube hasta mi cuello, sigue su camino hasta mis labios, deseosa los devoró. Baja sus pantalones, abre mis piernas para él, mete su erecto pene en mi vagina, entra y sale de mi y yo jadeo, me arqueo, convulsionado del placer, sin quitar su mirada de mis ojos me penetra lentamente hasta el fondo. Clava sus dedos en mis caderas, me penetra con más profundidad, mi cabeza cae hacia atrás, ¡Ardor!, ¡Placer!
—Fuerte.. Más rápido... Quiero más, sentirte.
El placer de este momento lo vuelve loco, más cuando escuchó mis deseos, comienza el ataque infernal y nuestros cuerpos piden más. Muevo mis caderas en busca de mi placer, entierro mis uñas cuando lo encuentro, Nicholas suelta un gutural gemido de su boca y cae contra mi cuerpo. Sudorosa le sonrió.
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Jugando con tus normas © #1
Action#1 libro. Ten cuidado al cruzarte en el camino de Nicholas Anderson. Nisiquiera pienses en dirigirle la palabra por que cuando abre su boca no hay vuelta atrás, cada palabra es como cien cuchillazos en un segundo. Su mirada oscura te hace dudar en...