NICHOLAS.
"¿Alguna vez se han metido en tu vida dándote órdenes de que haces?", "¿Acaso nunca te has enamorado", esas palabras deambulaban por mi mente. No quería darle la razón a Hannah, quiero mantener en pie mis pensamientos fríos y crueles. Pero a mi no me gustaría que me hicieran lo que le hago a Emily.
Nose que pensar, ahora mi cabeza está revuelta como un plato de sopa de letras. Todos tienen razón, tengo que dejar a mi hermana volar y que experimente lo que todos hacemos alguna vez.
Tomé mi teléfono. Si Jake no contesta me arrepentiré de hacer esto y no volveré a darle ninguna oportunidad.
—¿Que quieres? —pregunta en un tono duro.
—No me hables de esa forma, idiota.
—¿Y como quieres que lo haga? Me dejaste en vergüenza delante de tu hermana y nisiquiera te importo mis sentimientos, por primera vez te dije todo lo que había ocultado hace tiempo. Siempre me gustó tu hermana, ¿crees que nunca pensé que era mejor que yo? Ella es más que todas las que he metido en mi cama, es sensible, silenciosa, sincera; hay muchas cosas que la destacan como una persona maravillosa. Me gusta cuando su cabello está revuelto, sus ojos cafés hermosos, como se viste, la forma en que sonríe y cuando baila, es maravillosa. No es la chica que quiero para el momento, quiero salir con ella, disfrutar cosas, juguetear, no la quiero hacer sufrir, la quiero para el tiempo que el destino quiera hacernos durar. Prometo cuidarla el doble de cómo la cuidas tú, no dejaré que nadie se le acerqué y menos que se meta en un problema. Dame la oportunidad de hacerlo.
Me quedé en silencio, tenía que tomar una decisión y con todo lo que me dijo me dejó todo claro. Conozco a Jake, se que es un patán pero nunca me contó que quería a mi hermana en silencio.
—No quiero arrepentirme de lo que diré; dejaré que estés con mi hermana pero si llega a derramar una lágrima porque se entera que la engañaste o le hiciste algo malo te contaré todas las bolas, incluidas con tu asqueroso pene —hablé amenazante.
—¡Eres el mejor amigo del mundo! No te diré que te amo porque sonará muy marica.
—Okey... tengo cosas que hacer si que te dejaré, espero que vengas luego para que Emily no terminé odiando —dije.
—Adiós padre oso.
Deje el teléfono en la cama y busqué entre los cosas la pulsera que hace un año atrás me entregó Hazel. En ella había una pequeña almeja que abría y estaba su foto; toma, así nunca me olvidaras. Recuerdo sus palabras.
Que estúpido esto. Dejó en el velador la cadena, tomo mi teléfono y bajó para largarme de aquí, necesito tomar algo de aire.
Las chicas estaba afuera inspeccionando el auto que le regale a Emily. No estaba en buenas condiciones, las llanta izquierda estaba pinchada dejando que el auto se curvara.
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Jugando con tus normas © #1
Action#1 libro. Ten cuidado al cruzarte en el camino de Nicholas Anderson. Nisiquiera pienses en dirigirle la palabra por que cuando abre su boca no hay vuelta atrás, cada palabra es como cien cuchillazos en un segundo. Su mirada oscura te hace dudar en...