Epílogo

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Estuve dos años pasando por un momento de abnegación, el tercer año me rendí, espere a mi chico cada vez que tocaba la hora de visitas pero nada, nunca volvió. Nadie vino a visitarme, todos mis amigos hicieron su vida lejos de aquí, las dos personas que no les tengo enojo son; Emily y Darell. Los dos antes de irse vinieron a despedirse. Con la única que seguí en contacto pocas veces que podía conseguirme un teléfono para llamar es a Emily.

Nicholas murió para mi, el tiempo se encargo de matarlo, ¿A dónde se fue todo el amor? El mismo cuando se fue se llevo mi corazón. Ahora no tengo corazón para nadie, menos para él. Ahora soy otra Hannah, fría, los sentimientos no nacen dentro de mí.

Revisó el poco dinero que tenía, no sé donde pasaré esta noche, no tengo cómo contactar a Emily, no tengo hogar, no tengo a nadie, ¡Menos viajar a mi antigua casa de mis padres! Ni dinero tengo para viajar, para que hablar de un coche.

–Cortesía de la gran cafetería, ten.

Adelante aparece un joven bastante llamativo; cabello oscuro, ese castaño avellana, cejas perfectas, labios carnosos, su cara moldeada a la perfección y por último, esos ojazos coloreados igual que su cabello.

–¿Perdón?, ¿Y quién eres tú? –me crucé de brazos.

Descaradamente toma asiento en la misma mesa que me encontraba. Sonríe cada vez más cuando me observa, debo tener una mirada de los mil demonios, ¡Obvio! Tomó asiento al lado mío. Por su forma de vestir sé que no es un camarero, anda con un traje formal impecable.

–Me presento soy Dylan, ¿Y tú, bella?

¿Me está coqueteando? No soy tonta para ver la forma en que me está mirando, deseoso.

–En primer lugar quiero que muevas tu asqueroso trasero a otro lugar, ¿Vale? Y por último, antes de que sigas con tus jueguitos de conquista no estoy teniendo un buena mañana para lidiar con un tío que se está pasando el listo, ¿Que quieres conseguir con el cafecito?, ¿una cita? Si es eso te ahorro que pierdas el tiempo porque no me interesa salir contigo, ¡Ahora largo de aquí!

–Pero que mujer tan estresante, ¿las mujeres siempre han sido así?

¡Qué descarado! Tiene la indecencia de decir una indirecta en el mismo lugar donde yo me encuentro.

–No tengo tiempo para perder contigo, soy una asesina que estuvo siete años en la cárcel, no tengo hogar, tengo un ex novio que quiero matar, por ultimo estoy deseosa por matarte a ti también, ¡No sé porque mierda te estoy contando esto a ti!

–¿Este es el momento en que tengo que salir corriendo? –sonríe juguetón, después se mantiene en silencio pensativo. –Puedo ayudarte con el tema del hogar, dudo que alguien quiera alojar una asesina en su hogar –ironiza, ¿de verdad no me cree? –Te dejo mi tarjeta, toma.

Se levanta para dejarme a solas, ¿Terminaría aceptando la ayuda de un desconocido? ¡Claro que no! Tengo todo el día para ver dónde puedo quedarme.
                 

  ***

–Te espero, no me hagas arrepentirme de tomar esta decisión.

Colgué cabreada, son las nueve de la noche, estoy a lado de un teléfono público, tirada sin hogar aceptando la oferta de ese tal Dylan que apenas conozco su nombre.

¿Ahora qué vine? 

Espero jamás arrepentirme de tomar esta decisión, ¿Lo terminaré haciendo? Solo tengo que descubrirlo para saberlo.

Jugando con tus normas © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora