NICHOLAS.
Después que deje a Hannah rabiando sola subí a mi habitación. Tenía que terminar un trabajo, un power point si que en eso me enfoque toda la tarde y cuando terminé fui al baño a darme una ducha.
Sabía que en cualquier momento llamaría Leigthon, se ha vuelto un gran pito en mi oreja y odio eso, se lo que tengo que hacer, pero ayer me hizo ir a dejar tres pedido en el día, tuve que tratar de calmarme, pero no entendía el horario que me mandó. No está acostumbrado a dar entregas en el medio día, eso mismo le aclare ayer.
—¿Que mierda te pasó, Halderson? Dando entregas a las doce del día y a las tres de la tarde, ¿Desde cuándo me contaste este cambió? —pregunté furioso.
—Que te calmes, Nicholas —aclara su garganta. Esta vez me cruzo de brazos, levantó una ceja, al verme él prosigue. —ayer ha llegado un gran traficante. Le dicen JK, por los rumores que corren no le gusta que lo llamen por su nombre sí que a matado todo el que lo sepa. Pero a lo que quiero llegar es que nos ha robado clientes, sabes que no hemos transportado drogas nuevas hace tiempo y todavía estamos con la cocaína, ¿adivina qué? Ese hijo de puta tiene cocaína más buena que nosotros y ahora todos andan como putos perros falderos detrás de él. Ese maldito cree que después de mucho tiempo puede venir al país y seguir siendo el rey del narcotráfico. ¡Pues no! El único que tiene el puto poder soy yo, ¡¿Entiendes!? —exclama alterado.
Avienta el vaso de licor que tenía entre sus manos y comienza a golpear todo lo que estaba a su alrededor. Yo en cambio apreté mi mandíbula tratando de no perder la calma como lo está haciendo él.
—¿Tienes ahorros? —pregunte.
—¿A qué quieres llegar? —me contradice.
—Tienes o no. Responde esa puta pregunta —dije entre dientes.
—¿Desde cuándo has visto a un traficante sin ahorros? No seas estúpido y deja de tener la cabeza en el barro —rueda los ojos.
—Ya, esto será fácil pero arriesgado. Quiero que traigamos heroína y krokodil. No quiero hacertelo repetir, se lo que pasó pero es tiempo de superarlo, ¿no crees? —hice una mueca.
—Eso no dijiste la última vez. Pero es cosa tuya, me alegra que hayas superado lo que pasó, nadie decide quién se va o se queda en esta vida —me sonríe. Rodé los ojos. —ahora puedes retirarte y te llamaré cuando la droga esté en la entrada de Miami. Supongo que la dejaran donde siempre has ido.
Y ahora aquí estoy. Sin saber si llamara hoy o mañana, nose a que hora ni nada. Eso es lo que me jode. No soy de estar mucho en casa, compartir en familia, ver partidos, estar acostado. No se como Hannah soporta estar aquí todo el día.
¿Que tal si la llevo a dar un paseo? Pero qué buena idea Nicholas. Cada vez me sorprende más tu inteligencia y bondad.
Me di una corta ducha, decidí bajar en boxers, quería fastidiarla un poco.
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Jugando con tus normas © #1
Action#1 libro. Ten cuidado al cruzarte en el camino de Nicholas Anderson. Nisiquiera pienses en dirigirle la palabra por que cuando abre su boca no hay vuelta atrás, cada palabra es como cien cuchillazos en un segundo. Su mirada oscura te hace dudar en...