NICHOLAS.
¡Deje mi puro orgullo por el suelo para nada! Fui un completo idiota suplicandole a Hannah que se quedará, intente hacer las cosas bien, ser lo mejor para ella pero lo único que gané fue despreció, un paliza y que se fuera. Esta vez no dejaré mi orgullo de nuevo por el suelo, esta vez ella tiene que dar ese paso. No puedo ser yo quien corra detrás de Hannah todo el tiempo, odio que sea tan igual a mi porque sé muy bien su reacción, no me hablará hasta que ceda el brazo y yo no le hablaré hasta que ella lo ceda, ¡Tengo derecho a enojarme! Yo soy el que está indignado por su comportamiento. Por si sola sentará cabeza y se dará cuenta, espero que no sea tarde porque yo no tengo tanta paciencia.
Creí que al día siguiente iba a llamarme pero nada, revisaba como un estúpido el teléfono y en especial su chat por si se dignaba enviarme un mensaje pero ningún señal de vida. Los días pasaron y mi entusiasmo también. No sabía si seguíamos juntos o con todo lo que sucedió terminamos. No quería hablarle, ella tiene que hacerlo. Espere tanto que me di por vencido, no esperaré nada de ella porque no le importó. Me repetía todas las mañanas lo idiota que fui al abrirle mi corazón y ahora estaba destruido. Cada noche me repetía en la mente que no dejaría que otra mujer entrará en mi corazón, todas son unas malagradecidas que siempre esperan que uno sea el perrito faldero detrás de ellas. No puedo controlar la rabia que siento por ella, ¡Como se enojó por esa estupidez! Tan cría que es algunas veces, piensa con el trasero en vez de el cerebro.
En el quinto día recibo una llamada de Hannah, como un idiota contesté, ella espero unos minutos, podía oír su respiración y corta la llamada. Impotente decidí ignorar todo lo que venga de ella. Esta jugando conmigo y no aguantaré que lo siga haciendo. Cada día comencé a recibir un mensaje, los leía y me tragaba mi orgullo en contestarle.
"Nicholas te informó que estos días he dejado de comportarme como una cría. Pd; ¿podrías llamarme?"
Ese menaje lo envío el lunes por la tarde.
"¿Estás bien? Ayer espere tu llamada toda el día, ¿No quieres hablar conmigo? Intentaré llamarte. Pd; contesta mis llamadas".
Ese mensaje lo envió el martes en la noche. Deje que el teléfono sonará como loco, no iba a contestar, me prometí no hacerlo hasta que viera arrepentimiento en ella.
"¡Contesta mis llamadas Nicholas! Parezco una loca llamando sin parar. Deseo tanto escuchar tu voz que en cualquier momento perderé la cabeza. Pd; te extraño. Mañana iré a tu casa a ver si sigues ignorándome".
Ese mensaje lo envío un día miércoles por la mañana. Me quedé en un hotel para no escuchar su voz y arrepentirme de seguir torturandola.
"¿Estas muerto? Les he preguntado a todos que pasa contigo y me dicen que estás preocupado por tu vida. Sin saber de ti está siendo un infierno para mi. Quiero verte y pedirte disculpas por todo, ¡Estoy tan arrepentida por mi comportamiento! Deja de ignorarme y contéstame. Pd; deja tu puto orgullo".
Ese mensaje lo envío un dia jueves en la noche. No paraba de reirme al leerlo, quería llamarla pero faltaba poquito para levantarle el castigo y dejar de torturarla.
"¡Estoy volviendome loca! Necesito verte, besarte, escucharte, sentirte, te quiero a mi lado. Nicholas Anderson deja de comportarte como un gilipollas, ¿No crees que es suficiente? Me estas ignorando de todas las formas posibles y me duele. Mi paciencia está colapsando y me rendire, ¡Es que no quiero hacerlo!, ¿Que has hecho conmigo? Nunca creía enviar tantos mensajes como loca. Pd; eres un cabezota".
Ese mensaje lo envío el día viernes en el medio día. Ese fue el último mensaje que recibí. Ella no me envió un mensaje en todo el día sábado que extrañe sus mensajes. Me serví algo de café el domingo por la mañana, el timbre suena, había pedido que vinieran hacer limpieza general en mi departamento, mi expresión cambio cuando veo a Hannah. Estaba tan guapa como siempre, sin pedirme permiso entra.
—¿Que pasa contigo?, ¿porque no contestas mis mensajes?, ¿Acaso tienes a otra? —me interroga.
—He estado muy ocupado —me encojo de hombros. —¿Para qué has venido?
Su cara comienza a ponerse roja de ira, cierra los ojos y comienza a contar hasta diez.
—Vine a disculparme contigo. Quiero que volvamos a estar juntos, vivir aquí contigo. Juro que esperaré todo el tiempo que se posible hasta que decidas contarme lo de ese hombre pero por favor dejemos este jueguito. No quiero que sigas ignorandome y te comportes como si no te importará —se disculpa. Sonreí y ella me mira con confusión.
—Disculpame tú, fui un imbécil al no decirte.
Ella niega con la cabeza y me besa. Cuando nos separamos vuelvo hablar.
—Tienes que saber que estaba haciendo ese hombre aquí. El se llama Anthony, es un traficante, tu padre tenía algo que ver con el, no se si fueron negocios o otros asuntos, desconozco el porqué. Anthony mandó a uno de sus hombres a matar toda a tu familia, incluyéndote, fuiste la única que se salvó y el vino al país para matarte, por eso recibias notas de amenazas. Está loco por pillarte sola para acabar contigo, ahora más que nunca quiere matarme porque sabe que eres mi punto débil, por eso te tengo esos guardaespaldas para que te protegan porque si no estuvieran ya no estarías junto a mi. No quería contarte para que no te preocupes, me comporte como un estúpido sabiendo que no eres una niña y tenías que saber que ocurre, no podías tener los ojos vendados todo el tiempo. Ahora más que nunca no dejaré que nadie se acerque a ti, nadie te hará daño mientras yo esté vivo.
—Fui una tonta —golpeo su frente con su mano. —Tu tratando de protegerme y yo comportandome como una cría sin modales. Lo siento Nicholas, tienes todo el derecho para enojarte conmigo. Fui tan egoísta que no quise escucharte, exegi respuesta cuando tu me pedías tiempo para darmelas. Protegiéndome de ese hombre que ha intentado matarme de mil maneras, ¡Dios! Cuánto te deseo.
Me abraza con tanta fuerza que mi cuerpo iba a exportar en cualquier momento. Estoy tan feliz que ella entendiera, pensé que no tomaría las cosas de esta forma. No tomó lo de las amenazas de un manera tan brutal, como siempre mantiene el control de la situación.
—¿Volviste a ese mundo cuando dejamos de hablar?
—Tranquila pequeña, muy pronto acabaré con Anthony.
—Por favor Nicholas no hagas ninguna locura.
—No haré ninguna locura siempre y cuando te tenga a mi lado. Te quiero para mi, sólo mía, no compartirte con nadie.
—Lo soy, y tu también eres sólo mío. Estuve toda la semana pensándolo bien y quiero venirme a vivir contigo, los dos juntos, ¿Qué te parece?
—¡La mejor noticia del día!
La alce por los aires, estaba tan feliz porque al fin iba a vivir conmigo. Espere todos estos días que llegara este momento, llegue a pensar que nunca llegaría. En la tarde le ayude a empacar toda su ropa y cosas para que a mudara conmigo. El más feliz de todos era Darell porque por fin tendría privacidad con su novio. Cuando por fin trajimos todas sus cosas a mi departamento deje que se adueñara de mi cuarto colocando cosas decorativas, ordenó su ropa en la cómoda que había preparado para que viniera a vivir. Trate de ayudarla pero ella se negaba diciéndome que fuera a hacer otra cosa, ella quería ordenar todo a su pinta, me sentía incómodo pero me gustaba. Era la única persona alegre que le dará color a este lugar.
—Mientras no quieras pintar las paredes de la habitación rosadas todo bien —me burló.
—No me des ideas, amor —sonríe malévola.
Vuelvo al comedor. Había pagado el plan de televisión para que pudiera ver sus famoso monitos animados. Busque entre los canales un partido para ver mientras ella se encargaba de la decoración. Cuando termina me hace compañía en el sillón y me conversa todo lo que hizo cuando no nos hablábamos. Me reí cuando llegó a la parte que se comía la tres potes de helados todo el día.
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Jugando con tus normas © #1
Action#1 libro. Ten cuidado al cruzarte en el camino de Nicholas Anderson. Nisiquiera pienses en dirigirle la palabra por que cuando abre su boca no hay vuelta atrás, cada palabra es como cien cuchillazos en un segundo. Su mirada oscura te hace dudar en...