Ahora todos sabían que había roto con Darell. No sabía si era bueno o malo porque las chica me han enviado mensajes todo el día, a cada momento preguntado como estaba, obviamente les decía; sigo respirando si que eso es bueno. Pero me sentía todo lo contrario, ¡viva! Ahora es donde podré meterme con cualquier hombre sin rendirle cuentas a nadie.
La puerta es golpeada, por la forma que es tocada se que era Darell.
—Adelante.
—Hannah, no quiero que estemos de esa forma, está bien que todos sepan que terminamos pero no puedes odiarme, ¿amigos?
—¿Me queda de otra? Te pediré que para la próxima que te diga tus verdades dejes de ser un grosero.
—Lo dejaré de ser pero también te pediré que dejes de ser tan dura en algunas ocasiones.
—Te quiero pesadilla —Lo abrazó.
—Yo más mi pequeña brujita. Ahora te dejaré porque este hombre buenote tiene que salir a trabajar —se despide.
—Que te vaya bien, suerte.
Voy a la cocina a buscar un vaso de bebida para calmar la sed. Darell se había ido hace media hora y me empecé a sentir sola. El timbre me hace dar un salto, el vaso se cae quebrándose en pedacitos. Miro por el ojo de la puerta para asegurarme de quién es, aunque Darell hablará con el conserje que tuviera más seguridad en el sector por lo que sucedió no confió del todo. Veo a Nicholas; su polera negra, chaqueta de cuero impecable, cabello ordenado y sus ojos azules observando el ojo de la puerta con una sonrisa burlona.
—Tranquila bruja, soy yo, tu peor pesadilla si que abreme.
Solté una pequeña risa nerviosa, ¿como supo que lo estaba observando por ojo de la puerta?
—A qué viene tu visita, animal —dije mientras dejaba que pasara.
—Veo que alguien se puso nerviosa con mi llega —Observa los vidrios en el suelo.
—Si hubiera sabido que eras tu el que estaba atrás de la puerta te aseguro que el vaso estaría quebrándose contra tu cabeza.
—Me enteré que terminaste con Darell. Sabía que no eras de relaciones duraderas, pensé que darías más aguante —se burla.
—Aguante más que tu en un relación —le guiño el ojo.
—Error; yo no tengo relaciones si no son solo de sexo.
—Verdad que tienes la polla de oro que todas andan detrás de ti.
—Exacto, me llaman el matador.
—¡Eres estúpido! —reí por su comentario.
—¿Y como te sientes? Pensé que estarías en depresión, veo que es todo lo contrario.
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Jugando con tus normas © #1
Action#1 libro. Ten cuidado al cruzarte en el camino de Nicholas Anderson. Nisiquiera pienses en dirigirle la palabra por que cuando abre su boca no hay vuelta atrás, cada palabra es como cien cuchillazos en un segundo. Su mirada oscura te hace dudar en...