Desperté sintiendo unos delgados brazos alrededor de mi cintura, una cálida respiración junto a mi oído.
—Animal —Movi el pesado cuerpo de Darell. —¡Hey! Deben ser como las doce del dia, levántate —dije en un tono duro.
—¿Y a mi que? Dejame dormir —gruñe.
Parece que lo malhumorado viene de familia. Me levanté de golpe y le tiré el vaso de agua que estaba en el velador. El da un salto y me fulmina.
—¿En serio? —levanta una ceja. Trata de contar hasta diez en silencio. — ¡Te voy a matar pequeña brujilda! — Corre hacia mi.
Yo me protejo esperando su llegada, el me levanta en el aire y me tira bruscamente en la cama. Le saco la lengua cuando estaba encima mío, su cabello botaba pequeñas gotas de agua que caían en mi cara.
—No seas marica. Si no te despierto eres capaz de quedarte durmiendo hasta las tres de la tarde, aparte te ahorre darte una ducha —me burle.
—Muy graciosa —sin darme cuenta el basea sobre mi cara el vaso de leche que habia. —No te enojes querida, te regale un boleto para que te duches — me guiña el ojo.
—¡Maldito idiota con pequeñas bolas! —escupí. —esto no se quedara asi —adverti. El se quedo sentado en la cama riendo como estúpido y yo camine al baño.
Me di un ducha rápida y lave mis dientes. Salí del baño, cerré la puerta de mi habitación con pestillo aprovechando que Darell no estaba, no quería que nadie me interrumpiera vistiendome, despues no queria tener que lidiar con algo vergonzoso. Busqué algo que ponerme, para comenzar saque mi ropa interior, una polera celeste manga corta y uno jeans normales. Deje que la toalla cayera detrás de mis talones y me vestí.
Abrí las cortinas dejando que los rayos solares iluminan toda la habitación. Que lindo comenzar el dia con el sol iluminando tu cara—notese el sarcasmo —, saque las sabanas mojadas ya que era obvio que Darell no lo haría, di vuelta el colchón y hice nuevamente la cama con unas sabanas secas. Salí de mi cuarto con la canasta de ropa sucia, llegue a la cocina y aprovechando que el día estaba lindo para tender la ropa deje las sábanas lavando.
Me sentí observada antes de sentir la presencia de alguien detras de mi. Voltee de inmediato y di un brinco. Rodé los ojos cuando me di cuenta que era Nicholas.
—Sabes que es malo espiar a las personas —me crucé de brazos.
— No seas idiota, si te estuviera espiando en primera no estaria detras de ti, estaría asomando mi cabeza detrás del marco de la puerta y antes de que te des vuelta ya me hubiera escondido —Se acomodó en la banca y me observa.
—De ti nunca se sabe, mejor prevenir que lamentar —Le di la espalda para seguir con lo que estaba haciendo. No me interesaba que vino hacer a la cocina.
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Jugando con tus normas © #1
Action#1 libro. Ten cuidado al cruzarte en el camino de Nicholas Anderson. Nisiquiera pienses en dirigirle la palabra por que cuando abre su boca no hay vuelta atrás, cada palabra es como cien cuchillazos en un segundo. Su mirada oscura te hace dudar en...