HANNAH.
—No están jugandote una broma, es sólo el comienzo, te van a enviar amenazas hasta llegar al punto de decirte el día de tu muerte. Ahora quiero que seas sincera y me digas que escondes, Hannah.
Me quedé en silencio analizando sus palabras, no estaba bromeando, su voz es sincera y seria, no había ninguna posibilidad que estuviera bromeando conmigo.
—No tengo nada que ocultar. No tengo ni idea porque me están buscando, nunca me he metido en problemas con matones, nose porqué de un momento a otro me llegaron esas amenazas.
—Si tú no me ayudas yo no podré ayudarte. Te dije que fueras sinceras, ¿acaso quieres morir? Si es así dejamos esto hasta aquí y te mueres con tus malditos secretos —escupe.
—Te he dicho que no se porqué me están amenazando —volví a repetir.
—¿Segura? Cualquier pista o recuerdo sirve. Estás en un gran lío y si no me dices nada no podré hacer nada por ti —comenta.
—Mi ex novio siempre estuvo metido en problemas pero no eran nada más que problemas de no pagar dinero. Termine hace mucho tiempo con él si que no creo que me sigan por eso. Y lo otro es la extraña muerte de mi padre, no fue un accidente común, un hombre le dispararon y yo fui la única que sobrevivió. Eso es en lo único que te puedo ayudar para que te informes.
—¿Sabías en que pudo haber estado metido tu padre para que lo matarán? Y los problemas de dinero a veces no acaban, puede ser que te busquen para que seas la forma que tú ex novio pague más rápido.
—Sabes que eso es estúpido porque sus padrastros ganan mucho dinero sí que pudo pagar —suelto una pequeña risa. —Y nunca supe que escondía mi padre. Siempre ocultó un secreto, siempre que quería saberlo se negaba, pasó el tiempo y nunca supe.
—Deberías averiguar quién fue tu padre, eso respondería todo lo que te está sucediendo —dice serio. —A partir de ahora me obedeceras en todo lo que yo diga. Si no lo haces te la arreglaras tú solita.
—¿Porqué te preocupas ahora por mi?, ¿que no me odias a muerte y quieres matarme? Dame una razón para confiar en ti.
—Todavía te odio. Y deberías confiar en mí porque no quiero que alguien te maté, ese trabajo es mío —sonríe.
Este chico si que es idiota.
—Espero no tener que arrepentirme en aceptar que seas mi súper héroe.
—Yo tampoco en que seas mi dama en apuros, hartó fea que salió —se burla.
—¡Hey! —golpee su hombro. —No te admires tanto por tener ojos lindos —solté. Al instante me arrepentí de subirle el ego. —imagínate, eres el vivo retrato de Pincky; de Pincky y cerebro.
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Jugando con tus normas © #1
Action#1 libro. Ten cuidado al cruzarte en el camino de Nicholas Anderson. Nisiquiera pienses en dirigirle la palabra por que cuando abre su boca no hay vuelta atrás, cada palabra es como cien cuchillazos en un segundo. Su mirada oscura te hace dudar en...