HANNAH.
Ya en pijama me acuesto en la cama asustada todavía por lo que paso, ¿y si no hubiera logrado escapar?, ¿Estaría viva aún?
Dejo de torturarme con preguntas, es mejor dormir para que mi mente descanse, tiene que olvidarse de todo lo que sucedió.
El teléfono vibra varias veces, perezosa lo tomo para ver quién me está llamando; era Emily.
—Tengo una llamada perdida tuya, ¿Pasó algo? —pregunta del otro lado de la línea.
—Nada importante —me quedo en silencio. Ella lo nota y vuelve a insistir.
—Te conozco, algo pasó si que dime.
—Está bien —suspiró rendida. —En la tarde salí a comprar porque Darell no había llegado, dos hombres me detuvieron y querían llevarme, de seguro que eran ladrones y alcance escapar hasta una cafetería, en ese lugar la señorita me ayudó, me dieron algo de tomar, te llamé pero no contestabas si que Nicholas fue por mi. Fin de las historia.
—¡Dios!, ¿y como estás tú? —pregunta preocupada.
—En realidad nose, estoy arta de todo esto que quiero escapar a un lugar donde nadie me moleste, poder vivir mi vida normal, antes el problema era no poder caminar pero ahora es no poder salir sin que alguien quiera matarme, parezco un trofeo que todos quieren entregarme a un hombre que no tengo ni idea quién es y que quiere de mi, que sacó con esconderme si algún día igual van a querer matarme.
—Por alguna razón Nicholas te oculta, no sabes si el estaba arreglando ese tema a fondo y tu tienes que conservar la calma, si tu sigues las normas de Nicholas podrás tener hasta el cielo con él pero si juegas con ellas no creo que consigas mucho de el.
—¡Estoy arta de Nicholas y que tengo que hacerle caso, que se joda, todos jodanse! —furiosa corte la llamada.
Dejo el teléfono en modo avión y vuelvo a dormir para dejar de pensar en todo. En estos momentos nadie me está entendiendo. Me da rabia que tenga que llevarle el amén en todo a ese idiota bipolar.
Cuando logró dormir un buen rato el timbre es tocado, voy abrir la puerta, no me sorprendí al ver a Emily con una caja de chocolates.
—Siento lo que pasó cuando hablábamos en teléfono, debí entenderte en ves de reclamarte cosas que tienes que seguir, ¿me perdonas? —hace un puchero.
—Si tu insistes, perdonada —le quitó la caja de chocolate para empezarla abrir.
Estuvimos un buen rato hablando de muchas cosas, reímos, escuchamos música, etcétera. Hasta que llegó la hora que tenía que irse porque se estaba haciendo tarde, lamentablemente tuve que soltarla y volver a la soledad.
Minutos después que Emily se fue Darell había llegado totalmente borracho junto con un chico, los dos me observan mientras ríen, ni siquiera se podían el culo.
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Jugando con tus normas © #1
Action#1 libro. Ten cuidado al cruzarte en el camino de Nicholas Anderson. Nisiquiera pienses en dirigirle la palabra por que cuando abre su boca no hay vuelta atrás, cada palabra es como cien cuchillazos en un segundo. Su mirada oscura te hace dudar en...