Un chico llamado Juan peleaba constantemente con Catalina, su pequeña vecina. Un día, después de una violenta pelea, Juan decidió vengarse. Vio la muñeca de la niña abandonada en el césped. Era un juguete de trapo relleno con semillas, confeccionado por la madre de la pequeña. A escondidas, Juan la enterró en un rincón del jardín. Catalina lloró amargamente cuando no encontró su muñeca.
Después de una pequeña encuesta se acusó a Juan, pero este alegó enérgicamente su inocencia.
Al regresar del colegio, una semanas más tarde, el chico halló a su madre muy enojada:
—¡Juan, fuiste tú el que tomó y enterró la muñeca de Catalina!Consternado por la certeza de la madre, Juan solo atinó a preguntar:
—¿Cómo lo sabes?Sin decir nada, ella lo condujo hasta el jardín. Allí en el rincón, había crecido un montón de pequeños tallos verdes, dibujando una muñeca, al ser enterradas, las semillas que servían de relleno germinaron. Así se rebeló la culpa de Juan.
El pecado y la mentira a menudo van juntos, la segunda tiene la función de ocultar al primero.
Tal vez puedas ocultar por un buen tiempo tu pecado delante de los demás, pero nada puede escapar de los ojos de Dios y tarde o temprano todo sale a relucir.
Pero si no cumplen su palabra, entonces habrán pecado contra el Señor y estén seguros de que su pecado los alcanzará.
Números 32:23 NTVSi tienes algo oculto en tu vida, algún pecado no confesado que te atormenta, no esperes a que se haga más grande y te consuma, deja que tu pecado sea cubierto por el perdón de Dios y no por una mentira.
«Oh, qué alegría para aquellos a quienes se les perdona la desobediencia, a quienes se les cubren los pecados. Sí, qué alegría para aquellos a quienes el Señor les borró el pecado de su cuenta» .
Romanos 4:7-8 NTVPonte a cuentas con Dios, arrepiéntete de esa vieja vida de pecado y si ya lo hiciste, esfuérzate por vivir en la luz de su verdad para tener una vida agradable a sus ojos.
Por: Telma Céspedes.
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Amor, Fuego y Poder
Spiritual¿Estás comenzando tu caminar con Cristo, y no sabes qué hacer? ¿Buscas un tiempo devocional o buscas que Dios te hable? Pues, ¡bienvenido! Llénate del amor, fuego y poder de Dios. Y permite que Él transforme tu vida a diario.