66. Jesús en mi casa.

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Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa.
S. Lucas 19:5 RVR1960

La visita del Señor Jesús a Zaqueo nos lleva a nosotros a hacernos una pregunta ¿qué lugar ocupa Él en nuestra vida?

¿Él es alguien que encontramos solo los domingos y fuera de casa, tal vez por el estado en que se encuentra nuestra casa, preferimos una cita con Él lejos de nuestra intimidad?

¿Es el invitado que se recibe en casa cuando  se necesita ayuda o consejo, pero al que se olvida cuando todo va bien?

O como Él lo desea ¿es el invitado permanente, con quien uno comparte las alegrías y las penas, los éxitos y los problemas, las victorias y las derrotas?

¿Por qué no invitarías a Jesús para que entre en tu casa?

Quizás quedan aún habitaciones "privadas", cuyas llaves guardas para que Él no tenga acceso. La llave de tu desván para que no descubra tus pensamientos secretos, resentimientos, envidias, amarguras, insatisfacciones; la llave de tu caja fuerte para no confesarle la egoísta administración de tu dinero. La llave de tu biblioteca que contiene libros que no deberían estar allí, etc.

¿Estarías dispuesto a abrirle a Jesús las puertas de tu casa, que Él se pasee libremente, por las distintas habitaciones?

¿Podrías compartir con Él tus conversaciones de familia, tus programas de televisión, tu tiempo navegando por internet?

Si de veras Jesús es el Señor de toda tu vida, debes regocijarte abriéndole toda tu casa y dejándolo penetrar en cualquier instante y en cualquier lugar, aun en el más pequeño rincón de tu corazón.

Él está dispuesto a poner orden, limpieza, armonía en tu casa, no dejes cuartos sin abrir, deja que Dios se pasee y se sienta cómodo en tu hogar, pues qué mejor compañía y seguridad podrías tener.

He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.
Apocalipsis 3:20 RVR1960

Por: Telma Céspedes.

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