|Especial| 164. Jesús habla vida.

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Serie: Habla sobre mí.

De vez en cuando, es bueno encontrarnos dentro de una situación llena de imposibilidades, tal cual Dios le mostró al profeta Ezequiel, cuando lo llevó a un valle de huesos secos. La primera razón, es porque reconocemos que no tenemos el poder para cambiar la situación; y, la segunda razón, es porque entendemos que Dios es el único que tiene el poder para cambiarla. 

Cuando comprendemos nuestra condición impotente será más fácil, convertirnos en instrumentos que hablen de parte de Dios y no basado en nuestra propia y humana opinión. Dios está buscando personas que dependamos de Él, que le creamos a Él y que le obedezcamos a Él. El único que puede devolver el aliento de vida a alguna situación es solo Dios y nos da el privilegio de ser parte de ese gran milagro, cuando morimos a nosotros y dejamos que Él actúe, y hacemos lo que su Palabra nos dice. 

Dios no nos necesitaba para Él hacer milagros, pero decidió a través de la obra de su hijo Jesucristo en la cruz, compartir su poder con nosotros, su iglesia, para que seamos sus manos y su  voz aquí en la tierra. Para que lo manifestemos ante quienes no lo conocen, que puedan ver en nosotros a quien nos habita, al Espíritu Santo y por medio de nuestras acciones, verlo a Él. 

La gente necesita la misericordia, el amor, la sanidad, ayuda, consuelo por medio de la acción de los hijos de Dios. La gente necesita oír la buenas nuevas de Cristo, y ver en los hijos de Dios un estilo de vida diferente, que ellos anhelan tener. El Espíritu Santo nos capacita para ser luz donde hay tinieblas, para ser sabios donde hay insensatez, para ser generosos donde hay un ambiente de avaricia, para ser correctos donde hay corrupción. Los gobernantes nos necesitan, no para pedirles algo, sino para darles la sabiduría de Dios que ellos no poseen. Nos dio autoridad para que en su nombre, habláramos de parte de Él y su palabra produjera aliento de vida en nosotros, en otros y en medio de cualquier circunstancia.

Y me dijo: «Hijo de hombre, ¿podrán revivir estos huesos?» Y yo le contesté: « Señor omnipotente, tú lo sabes».  Entonces me dijo: «Profetiza sobre estos huesos, y diles: “¡Huesos secos, escuchen la palabra del Señor ! Así dice el Señor omnipotente a estos huesos: ‘Yo les daré aliento de vida, y ustedes volverán a vivir. Les pondré tendones, haré que les salga carne, y los cubriré de piel; les daré aliento de vida, y así revivirán. Entonces sabrán que yo soy el Señor ’ ”».
Ezequiel 37:3‭-‬6 NVI

Les dijo: «Vayan por todo el mundo y anuncien las buenas nuevas a toda criatura.  El que crea y sea bautizado será salvo, pero el que no crea será condenado. Estas señales acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios; hablarán en nuevas lenguas; tomarán en sus manos serpientes; y, cuando beban algo venenoso, no les hará daño alguno; pondrán las manos sobre los enfermos, y estos recobrarán la salud».  Después de hablar con ellos, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Los discípulos salieron y predicaron por todas partes, y el Señor los ayudaba en la obra y confirmaba su palabra con las señales que la acompañaban.
Marcos 16:15‭-‬20 NVI

Yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió me ordenó qué decir y cómo decirlo. Y sé muy bien que su mandato es vida eterna. Así que todo lo que digo es lo que el Padre me ha ordenado decir».
Juan 12:49‭-‬50 NVI

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