116. Déjalo ir.

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A veces nos sentimos tan pesados, como que no podemos mantenernos en pie, y hay algo en nosotros que hace que las fuerzas nos abandonen, el desgano nos invade y hace que nuestros días se vuelvan pesados y tediosos.

Un conferencista hablaba sobre el manejo de la tensión. Levantó un vaso con agua y preguntó al auditorio:
—¿Cuánto creen ustedes que pesa este vaso con agua?

Las respuestas variaron entre 20 y 500 gramos.

Entonces el conferencista comentó:
—No importa el peso absoluto. Depende de cuánto tiempo voy a sostenerlo. Si lo sostengo por un minuto, no pasa nada. Si lo sostengo durante una hora, tendré un dolor en mi brazo. Si lo sostengo durante un día completo, tendrán que llamar a una ambulancia. Y aunque siempre se trata exactamente del mismo peso, cuanto mas tiempo paso sosteniéndolo, más pesado se vuelve.

Si cargamos nuestros pesares, rencores u odios todo el tiempo, tarde o temprano se nos hará imposible continuar, la carga se volverá cada vez más pesada y entonces vendrá la desesperación, la falta de deseos de vivir o pero aún las enfermedades.

Lo importante es tomar todas las cargas, todo lo que está afectando tu vida negativamente, y dejarlo en la Presencia de Dios para ser libres, como dice en:

Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
S. Mateo 11:28 RVR1960

Si tienes que perdonar, perdona y perdónate a ti mismo si fuera el caso, por los errores que has cometido.

Suelta esa carga por completo, no de palabra o por emoción, decídete hoy a ser libre y comenzar de nuevo, deja ir a aquella persona que te hizo daño, sana aquel dolor que te causaron o el odio que te consumió durante todo este tiempo.

Dios es quien te da la oportunidad; está en tus manos tomarla, ser libre y vivir plenamente.

Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo.
Salmos 55:22 RVR1960

Por: Telma Céspedes.

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