|Especial| 150. Nuestro único deseo es el amor verdadero.

85 11 6
                                    

Serie: ¿Qué es el verdadero amor?

Lea Salmos 27:4-9, 11, 14 y Nehemías 8:10.

Lo único que le pido al Señor —lo que más anhelo— es vivir en la casa del Señor todos los días de mi vida, deleitándome en la perfección del Señor y meditando dentro de su templo. Pues él me ocultará allí cuando vengan dificultades; me esconderá en su santuario. Me pondrá en una roca alta donde nadie me alcanzará. Entonces mantendré mi cabeza en alto, por encima de los enemigos que me rodean. En su santuario ofreceré sacrificios con gritos de alegría, y con música cantaré y alabaré al Señor. Escúchame cuando oro, oh Señor; ¡ten misericordia y respóndeme! Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, Señor». No me des la espalda; no rechaces a tu siervo con enojo. Tú siempre has sido mi ayudador. No me dejes ahora; no me abandones, ¡oh Dios de mi salvación!
Salmos 27:4‭-‬9 NTV

Enséñame cómo vivir, oh Señor. Guíame por el camino correcto, porque mis enemigos me esperan.
Salmos 27:11 NTV

Espera con paciencia al Señor; sé valiente y esforzado; sí, espera al Señor con paciencia.
Salmos 27:14 NTV

Luego Nehemías añadió: «Ya pueden irse. Coman bien, tomen bebidas dulces y compartan su comida con quienes no tengan nada, porque este día ha sido consagrado a nuestro Señor. No estén tristes, pues el gozo del Señor es nuestra fortaleza».
Nehemías 8:10 NVI

Si nuestro único deseo es amar a Cristo a plenitud, debemos aferrarnos a ÉL y seguirlo completamente. Para seguirlo completamente, debemos tomar nuestra cruz y perder nuestra vida para vivir la Suya. Debemos morir al yo, a nuestros caminos, a nuestros deseos, a nuestra exaltación. Es en esta muerte, la del amor propio, que el amor de Cristo cobra vida en nosotros. Debemos fijar nuestros ojos en Él—en nadie más, en nada más—para hallar paz, aceptación, aprobación, dirección, y valor. Debemos hallar todo nuestro gozo en Él. Él debe ser nuestra gran recompensa. Debemos descansar por completo en el beneficio que hemos esperado en Él. Debemos descansar en el Señor y no en nuestra propia justicia. No debemos poner ninguna confianza en nosotros mismos. En efecto, si dejamos atrás el yo, encontraremos a Cristo más plenamente.

Sin embargo, dejar al yo no es un trabajo fácil. Significa que debemos dejar atrás nuestros propios caminos, entendimientos, deseos, voluntad, miedos, inseguridades, problemas, preocupaciones, ambiciones, etc. Entre más lejos dejemos las comodidades y caminos de este mundo, más cercanos estaremos de ser capaces de aferrarnos a las comodidades y caminos de Cristo. Mientras más nos regocijamos en Cristo, más dispuestos estaremos a servirle y a sufrir por Él, y estaremos en menor riesgo de ser alejados de Él. El gozo del Señor es nuestra fortaleza.

Si buscamos ser llenos de Él y Su amor, debemos andar con nuestros corazones unidos al Suyo diariamente, sin importar cuán severa sea la tormenta, qué tan grande la distracción o qué tan fuerte la tentación con la que nos encontremos.

Esto se ve en la práctica, día a día.


Fuente: [YouVersion]

Amor, Fuego y Poder Donde viven las historias. Descúbrelo ahora