|Especial| 160. Jesús habla sanidad.

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Serie: Habla sobre mí.

Me llama la atención, que en el capítulo 8 del Libro de Mateo, hay un deseo en Jesús tan fuerte por «querer» sanar a las personas. Durante su ministerio de tres años aquí en la tierra, Jesús demostró que quería hacer y abarcar lo más que pudiera antes de irse a los cielos. Jesús, demostró que amaba a la gente; comía con la gente; reía y lloraba con la gente; abrazaba a la gente. Estaba con la gente porque quería y estaba dispuesto a todo con tal de ver a la gente sana, libre, salva y conectada con su Padre; hasta el punto de ir a la cruz del calvario por todos nosotros.

Un leproso se acercó a Jesús y dijo: «Señor, si quieres puedes limpiarme». Recordemos que en aquella época los leprosos debían permanecer fuera de las ciudades y anunciar que eran inmundos. Nadie los podía tocar. Pero Jesús, «extendió la mano y le tocó». En este acto, Jesús ya hizo algo muy especial por una persona que no había sido tocada por mucho tiempo. Mientras lo tocó, dijo: «Quiero sanarte». 

Mateo continúa más adelante con la narración de un evento singular, un militar, un centurión se le acerca y hace una petición a favor de su criado, describió lo mejor que pudo la condición de éste, si una persona de gobierno y con rango militar, intercede por un criado de esta manera, es porque hay aprecio y reconocimiento por la calidad del trabajo realizado. Jesús le dijo: «Quiero ir a sanarlo». 

Al ver la suegra de Pedro enferma, postrada en cama y con fiebre. Jesús, quiso sanarla. El relato bíblico dice que tocó su mano y la fiebre la dejó. Jesús estaba disponible para quien necesitara ser sanado.

Luego expulsó demonios de personas porque quiso hacerlas libre; siguió sanando gente y hasta quiso calmar una tormenta. Y muchos más fueron los milagros que hizo Jesús que no alcanzaron a ser registrados.

Jesús también hizo muchas otras cosas. Si todas se pusieran por escrito, supongo que el mundo entero no podría contener los libros que se escribirían.
Juan 21:25 NTV

El factor «querer», sigue vigente en el corazón de Jesús y hoy, Él sí quiere sanar tu cuerpo y disipar tu enfermedad. Hoy por la fe en Jesús recibe salud y vida. Cuando Jesús habla todo es transformado.

Yo soy el Señor, Dios de toda la humanidad. ¿Hay algo imposible para mí?
Jeremías 32:27 NVI

Fuente: [YouVersion]

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