Capítulo 1.

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     La música inundaba el lugar incluso detrás del escenario. El ambiente era caliente y pesado. Las hormonas se mezclaban en el aire, creando un combinado que contribuía a mejorar el ánimo del espectáculo que se estaba aconteciendo. Sin embargo, no todo el mundo lo veía con los mismos ojos

- ¿Cuántas veces te he dicho que me hagas caso?

Un castaño bastante enfadado perseguía a cierto pelirrojo todavía más molesto, quien con mucha fuerza de voluntad ignoraba las ganas que tenía de girarse y golpearle la cara por obligarlo a hacer algo detestaba.

- ¡Mierda, Guan Shan! Gírate cuando te hablo – agarra el hombro del escurridizo Mo para obligarlo a darse la vuelta

- ¡¿Qué mierdas quieres?! Ya te he dicho que no voy a hacerlo

El malhumorado castaño, escasos centímetros más alto que el otro, suspira pesadamente llevándose los dedos a las sienes. Ese maldito y terco omega le hacía perder la paciencia y los nervios

- Te recuerdo que soy tu jodido jefe y que SI YO TE DIGO QUE HAGAS ALGO LO HACES, ¿VALE? A NO SER QUE TE QUIERAS QUEDAR DE PATITAS EN LA CALLE, ¿ENTENDIDO?

El tono de voz del más alto fue elevándose hasta prácticamente salirse de sus casillas y gritar. Realmente no podía más con Guan Shan, si seguía manteniéndolo allí era porque a la gente le gustaba y podía hacer más dinero, pero le era un dolor de cabeza constante tener que ir detrás de él para hacerle cumplir parte de su trabajo.

Jamás había visto un omega tan rebelde como ese.

Tal vez por eso era tan querido por los alfas del local. Tal vez transmitiera esa rebeldía. Tal vez se veía salvaje. Tal vez su color de pelo ayudara. ¿Quién sabe?

Mo Guan Shan aprieta los puños con fuerza para canalizar toda su ira y no destrozarle la cara a puñetazos a su jefe. ¿Por qué mierdas tenía que obedecer a ese cabrón? Odiaba con todas sus fuerzas trabajar ahí, tener que moverse medio desnudo frente a un público como ese y notar sus putas hormonas fuera de control. Eso podría satisfacer a otros, pero a él le daba asco.

Y lo peor es que ahora le exigían bajar del escenario para acercarse a ellos y dejarse tocar, como si no tuviera suficientes acosos sexuales e intentos de violaciones cada vez que salía de trabajar de ese jodido bar de striptease.

Pero necesitaba el dinero, y la desesperación es muy mala.

- ¡JODER! – grita el más bajo antes de darse la vuelta nuevamente y caminar hacia el """""camerino""""" donde tenía guardada toda la ropa que usaba - ¡Muérete!

El castaño lo mira de brazos cruzados y realmente espera que lo obedezca, no quería llegar a echarlo, pero dominarlo le era realmente difícil. "Ese chiquillo necesita un buen alfa que lo controle" es lo que día tras día pasaba por su cabeza cada vez que trataba con él y su testarudez.

- ¡No tardes! – le gritó al pelirrojo antes de largarse del pasillo, dejando que la música fuera nuevamente lo único que se escuchase

Guan Shan soltó aquella rabia contenida contra la mesa en la que estaba apoyado, tirando todos sus supresores en forma de pastilla al suelo

- ¡Oh, mierda! – se agacha para recogerlos y volver a meterlos todos en el bote donde los guardaba y cierra la tapa para evitar que vuelvan a desparramarse

Tras suspirar pesadamente y gruñir un par de veces se deshace de su ropa, quedando completamente desnudo frente al espejo, pero por poco tiempo, pues toma la ropa interior incómoda y casi inexistente para ponérsela, justo antes de los pantalones de cuero rasgados que había usado hasta la saciedad y que todavía le obligaban a llevar.

¿Por qué tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora