*narra Equim*
-Despertate hijo, viene tu tío a comer.- Dijo Leticia, mi mamá
-¿Que hora es?-Respondí medio dormido y odiando a mamá.
-Las 12:30 del mediodía Equim, fíjate que te vas a poner, algo medio elegante, vamos a hacer muchos y tu tío viene con personas de clase alta.-Mi mamá creía que la ropa te hacía pertenecer o no a un lugar.
Tiré toda la ropa que tenía al suelo, esa noche tenía que verme sutil, pero con onda y a la vez elegante pero también llamar un poco la atención.
Nada alcanzaba, ni mis jeans, ni mis camisas, ni cabello rojizo. Nada llenaba la idea de que Sebastian Denver iba a estar en el mismo lugar que yo, con su grupo, en la sección vip.
Prendí mi laptop y bajé a buscar un café.
-¡¡¿¿Porque todavía no estás vestido??!!- mamá era la mujer más hermosa e insegura ante los demás que yo conocía.
-Relaja ma, ya vuelvo a bajar listo, te quiero.- Le di un beso en la boca.
Mientras la abrazaba observé la puerta abierta de su habitación y pude ver sus joyero y al lado su billetera.
-Me parece que llegaron, andá Ma, estás hermosa.- Entré a su habitación y saqué su tarjeta de crédito con su DNI.
-Hola hijo, ¿Cómo estás? Tanto tiempo.- Dijo mi tío. El tenía aspecto patovica, grandote con músculos y pelo corto. Me decía hijo porque decía que yo era muy especial para él. Yo creo que lo hacía porque yo le daba el cariño que los hijos casi de mi edad que tenía lejos y veía cada muerte de obispo, le reclamaban mucho.
-Hola tío, ¿cómo estás?-Lo abracé fuerte y evité saludar a los demás.
El almuerzo fue estar dentro mi cabeza, pensando que iba a comprarme esa tarde con la tarjeta de Leticia y pensar en qué Sara siempre se vestía muy mal para fiestas, ella también necesitaba algo.
¿Que se pone uno para reflejar todo lo que siente por una persona que no conoce pero sabe que hay algo?
Ese día en el bebedero donde lo ví cerca por primera vez mientras saludaba a Bruno, pude ver su mirada un poco tímida pero segura, picaresca, su boca de modelo de exportación, su pelo rubio oscuro y sus piernas marcadas por el fútbol.
Las de él por fútbol, la mía por el amor de Lucas.
Ya no tenía marcas físicas y Lucas no había aparecido mas. En el momento que pasó pensé en morir cuando no estaba en mis noches de desconocimiento existencial. Las personas piensan que las cosas que no decimos por vergüenza o miedo a ser rechazados son las que tenemos que soltar, pero no, nadie puede soltar su propia historia.
En algún lugar se guardan, para salir cuando menos lo esperamos, frente a la vida que siempre soñamos.
Yo conocía mis marcas pero las dejé guardadas en un cajón de mi memoria.¿Que marcas tendría Sebastian? ¿Porque se había fijado en la profundidad de mis ojos?
-Buen provecho.-Dije 10 minutos después de haber empezado el almuerzo.
-¡Este Equim que come en menos de lo que me siento yo!- Respondió mamá con todas sus joyas caras puestas.
Me levanté y salí corriendo a la casa de Sara.
-Mira boluda, hoy a la tarde vamos de compras.-Dije un poco agitado por mi poco entrenamiento.
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2:30 am (parte I)
Teen FictionSi hay una brisa que me dice que tenga esperanzas, no soy un chico que disfrute de lo que se parece a todo. He oído decir que cada uno escucha lo que quiere escuchar. ¿Por qué yo siempre escuché lo que me obligaron? Siempre hasta que un día la angus...