*Narra Equim*
La noche se convirtió en amanecer entre los brazos asustados de Sebastian.
Había llegado con la idea de no verme nunca más, no quería ver la realidad. Yo había caminado con los ojos llenos de lágrimas tratando de sacar hacia afuera todas mis ilusiones.
Ahí seguíamos, acurrucados y queriendo que ese momento sea eterno.
Después de cerrar mis ojos y solo respirar el olor a él me levanté de repente, como asustado y con ganas de correr.
-Me voy a mi casa, es muy tarde.-Le dije al rubio que me miró de manera extraña.
-Bueno, vamos.- Respondió Sebastian levantándose rápido y tomando mi mano.
Caminamos hasta salir a la calle, él se reía y me abrazaba por detrás. Yo me sentía raro, me picaba todo el cuerpo, quería bañarme.
-Mañana, bueno ya hoy, podemos buscar una manta y vamos a algún lado a merendar.- Me propuso después de darme un beso al que no respondí. Realmente quería que se vaya.
-No lo sé, tengo cosas que hacer hoy, he salido bastante.-Respondí cortante sin mirarlo a los ojos.
Subí a mí cuarto y me desnudé, noté lo distinto que se veìan mis ojos con un destello de luz en centro, sonreí y empecé a mover mi cintura bailando. Volví a ver cómo el sol salía y comencé a llorar.
No entendía ese sentimiento, solo quería llorar y que alguien me explique cómo podía ser tan horrible frente al espejo. Mi cuerpo estaba desorientado, también la forma de mi cara y mis ojos no eran próximos a ser valorados.
La luz de la ventana encandilaba mis lágrimas tristes y faltaban tres días para cumplir 14.
Después de llorar en el piso de mi habitación, me levanté, tomé un poco de agua y logré dormirme sin más.
Algunas tardes eran aburridas en mi casa. Algo en mí ya no jugaba a ser una estrella de rock o un actor reconocido.
Me desperté tarde y ansioso. Prendí mi laptop y facebook me desconectó de los problemas que no conocía de mi interior."Lo lindo de la noche y las estrellas es que tu rostro habita en todas ellas"
Había puesto Sebastian Denver en el pie de una foto suya, sonriendo con sus dientes separados y sin mirar a la cámara. Lo sentí propio al mensaje. Todos los comentarios lo felicitaban por su belleza y por su nuevo amorío "conta quién es" "para cuando el casorio" decían y yo sonreía feliz de ser toda una parte de él.
Siempre que reconocía que estaba feliz por algo, llegaba otro algo a teñir mi sonrisa de gris y me picaba el cuerpo. Yo solo lo ignoraba, salía a hacer algo de la casa o imaginaba a Sebastian desnudo, a Sebastian abrazándome, a Sebastian amándome como a aquella canción romántica.
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2:30 am (parte I)
Teen FictionSi hay una brisa que me dice que tenga esperanzas, no soy un chico que disfrute de lo que se parece a todo. He oído decir que cada uno escucha lo que quiere escuchar. ¿Por qué yo siempre escuché lo que me obligaron? Siempre hasta que un día la angus...