-te espero?-

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*Narra Equim*

La presión que sentía hizo que me mareara más aún. Se me hizo un revuelto en el estómago y Sebastian se había ido enojado conmigo a hablar con algunas personas cerca del baño del patio.
Respiré profundo buscando tranquilizarme. Quería que no se alejara de mí, pensaba en cómo todos se habían volteado a vernos juntos, en el amigo que lo amenazó saliendo de la pista y sobretodo en evitar a Lucas.
Me senté en un banco alejado de todos y donde podía ver a Sebastian que cada tanto me miraba y me guiñaba un ojo.
El patio tenía un portón negro de salida a la otra parte de la cuadra, la cuál me sirvió para pensar en salir por ahí y volver a casa para dejar atrás todo aquello que aunque me incomodaba hacia que mi vida tuviera subidas y bajadas.
Miré a Sebastian y fui hacia el portón negro. Mi casa no era lejos y pensaba en que Sara seguro la había pasado mejor que yo.
En la calle no había mucha gente, solo algunos autos que pasaban con música y gritaban "unite a la joda".
Mi noche siempre tenía la parte del drama donde me repreguntaba si mi vida valía la pena y en ese momento, hacía unos días, aparecía Sebastian como respuesta a mis miedos.

Caminé hasta llegar al supermercado de letras color naranja y pensé en él y en qué estaría desesperado buscándome, en el amigo de Lucas, que tal vez había conseguido pegarle, ya saben; Sebastian Denver era todo lo que todos deseaban ser.
Volví sobre mí andar a Doncella por la avenida por donde estaba el protón trasero para salir.
Ya no sentía mareos pero si una inquietud muy grande. Había dejado de hablarle a Sebastian por días y el seguía estando para mí.
Saqué mi celular con poca batería y en un mensaje de texto escribí;
Estoy en la pared de atrás de Doncella, te espero?

No pasó mucho más hasta que salió apurado y con mala cara.

-¿Donde te habías ido?- Dijo el rubio que no podía mantenerse en pie.
-Queria tomar aire.- Respondí con una sonrisa nerviosa de verlo en ese estado.
-¿Querias tomar aire también los días anteriores? ¿Aire de mi?- Me preguntó enojado.
-No sé que me pasó, yo... quise saber hasta donde era esto que empezó hace poco pero es tanto. Perdón, pienso en vos todo el tiempo.- Le acaricié la cara mientras caminabamos para la mismísima calle Italia.
-Dejé el auto cerca de la plaza principal.-Me dijo.
-¿Podés manejar así?- Agregué recordando las palabras de Leticia:
"Hace y charla con quién quieras pero no te subas a un auto con borracho que maneja".
-No voy a manejar mucho, ¿o querés hacerlo vos?- Respondió riéndose.
-Preferiría caminar y dejamos el auto ahí. Mi casa no es lejos.- Expliqué.
-Ah encima que desapareces me vas a dejar también ahora, ¿que soy yo? ¿Una especie de acompañante cuando te aburris?-
Nos paramos en la esquina de la plaza principal donde pasaban autos y lo besé.
¡Putos! ¡Maricas! - Gritaron algunos mientras Sebastian me apoyaba contra un juego de niños en la plaza.

2:30 am (parte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora