Su histeria llena de alegría.

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*Narra Sebastian*

Me levanté corriendo de la cama y fui al baño, tal vez Equim estaba ahí, me putee una hora después de haberme quedado dormido. ¿Como me iba a pasar eso a mí? Le pegue una piña a la almohada.
Lo llame tres veces pero no respondía, ¿estaba bien que vaya a buscarlo? ¿Porque mierda se había ido?

"Acabo de entrar por la ventana a la casa de Sara. Estoy bien, no quería molestarte, no me llames porque no puedo hablar, acá todos duermen". Decía el mensaje de texto que me mandó quince minutos después.

Volví a llamarlo, pero no contestó. Me lavé los dientes y me volví a acostar. Prendí la play y descubrí el olor a su perfume en la almohada. Otra vez tenía ganas de hacerle el amor. Me levanté para ver la foto en mi computadora, la de sus ojos profundos, con la almohada arriba mío.
No lo encontré, no recordé haberla puesto en otra carpeta. No la encontré pero el olor al perfume de Equim alcanzó para imaginarlo en mi casa ese domingo por la madrugada.
Después de tocarme pensando en él sentí culpa; tal vez yo iba muy rápido a un lugar donde Equim todavía no estaba preparado para llegar.
El tenía 13 y yo 15, era chiquito todavía y tal vez tenía miedo. ¿Porque nunca lo pensé así? Me mal decía a mi mismo.
La mañana ya había entrado y tenía que entrenar en la tarde. Me dolía la cabeza, pensaba en él y en cómo se abría ido a su casa.
Nunca pensaba en nadie más cuando se trataba de amor, mis prejuicios me detenían a ir a su casa, no quería presionarlo, no quería que sienta que lo ahogaba, pero ¿Porque me costaba tanto hacer las cosas que hacía normalmente? Desde el sábado en la calle Italia todo tenía que ver con él, con sus piernas blancas y su histeria llena de alegría.
Pensé toda la mañana que excusa usar para verlo y estar con él. No entendía cómo me había quedado dormido la noche anterior.
Decidí no mostrale más mi calentura cuando lo besara, así no se sentía presionado. También decidí no escribirle hasta que él lo hiciera. No quería que tuviera una mala impresión mía, no iba a cometer los mismos errores de mi papá.
Jugué con la play un rato más antes de ir a ducharme. Entraba en la siesta, hacía mucho calor pero el fútbol siempre tenía mi mejor parte.
Me habían nombrado el capitán del equipo, me habían hecho entrevistas, a mí no me importaba la fama realmente, aunque llenaba la realidad de no tener un comida y una familia esperándome.
Mi vida era buena mientras no me fijara al rededor con detenimiento y me diera cuenta de lo falsa que se veía mi mamá con sus tetas operadas queriendo tener mi edad y dejándonos desde que éramos unos niños pequeños.
Yo había criado a mis hermanos desde que papá se fue y mamá se volvió en otra mamá. Esa parte la gente no la sabía, hablaban de cuánto dinero facturaba mi mamá con su gimnasio, decían que yo había tenido sexo sus amigas.
Solo quería tener sexo con Equim, besar a Equim, que me esperara con una comida y me abrazara él por las noches.

2:30 am (parte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora