-¿Tenes un chicle?

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*Narra Equim*

-¿Tenes un chicle? Pregunté y Sebastian me miró con una sonrisa canchera.
La mueca de su sonrisa y sus labios carnosos hicieron que me ponga colorado. Subí a la vereda y me apoyé en una pared, blanca de una casa grande.
El se puso en frente mío,con una buena distancia para mí espacio personal.
Sacó chicles y en el momento se le cayó su billetera blanca con inscripciones en rojo que decían "River Plate".
La levanté del suelo rápido para dársela.
-Gracias.- Metió uno a su boca, perfectamente diseñada para lucirse y atraerme. Guardó su billetera y sacó otro para mí, se acercó, solo dos pasos y me lo dió mirándome la boca, entrelazando sus dedos sobre sobre los míos.
-Gracias, te tiemblan las manos y no hace frío.-Le dije mientras ponía mi otra mano sobre la de él y lo acariciaba.
-Estoy un poco nervioso, tengo muchas ganas de hacer algo pero no quiero que te vayas cómo te fusite hace rato y me dejes solo.-Dijo un poco lamentoso.
Se acercó a un poco más y podía oler la menta que salía de su boca.
-Yo también estoy nervioso, no entiendo para que me agarras la mano y te acercas así y me fui porque me amiga me necesitaba.-Respondi de muy mala manera y sacando mis manos de la suya.
-¿Porque te enojas? Sos más lindo cuando te reís y no tenes el ceño fruncido.- Preguntó.
Su mirada y sus palabras me hacían sentir en la boca del estómago muchas cosas, esas puntadas de emociones encontradas que quieren salir, quería besarlo, quería tocar su piel y adorar su espalda, pero respondía enojado.
-Me voy a ir mejor, no quiero confundirme, ni que esto sea un juego.- Le dije.
Estaba en frente mío, muy cerca, pero  yo me quería ir lejos.
¿Era posible que pensara en Lucas en ese momento? Sebastian tenía otras maneras, otras formas, otra piel. Esa noche había sido mejor de lo que yo pensaba.
Pero ahí estaban saliendo a la luz todos los miedos que se instalaron en mi hacia los hombres, hacia el amor.
-La vida es un juego y es confusa, no te vayas.-Pasó su mano por mi cara.

¿Porque hizo eso? ¿Porque dijo eso? Pensé. Todos los recuerdos de lo que poco en lo que me había convertido desaparecieron e incliné mi cara más hacia su mano.
-No quiero que me lastimen Sebastian y no te conozco.- Respondí cambiando mi tono de voz y hablando desde la oscuridad que pasé y él no sabía.
-Te quiero besar, te quiero sacar los miedos y que liberes todo lo que tengas que liberar hoy conmigo. ¿No te diste cuenta? El tiempo pasó volando y volvimos al mismo lugar donde grité tu nombre. Sos hermoso, yo nunca había sentido esto, siempre miré chicos pero no me animé por miedo y porque hubieran salido a contar por Facebook alguna historia barata. Estuve con chicas pero ninguna me miró sin ver la "fama" que me hicieron acá , se conformaban con un perfume importado y una foto posando.-Me dijo, noté como transpiraba y como no sacó su ojos de los míos.
Esas palabras suaves y precisas me dejaron verlo aún mas. Sebastian era transparente y yo estaba con escudos por miedo, tenía razón.
Pasé mi mano por su frente, seque su transpiración y lo abracé.
-Es muy lindo lo que me acabas de decir, yo tengo miedo porque me cuesta confiar, me cuesta olvidar y me alegra que estemos acá.
El me abrazaba fuerte, con sus brazos marcados por el fútbol. Hice mi cuerpo hacía atrás pero Sebastian no sacó sus manos de mi cintura, nos apoyamos contra la pared, yo recubriendo su cuello con mi manos y a centímetros de distancia le miré la boca y después los ojos.
Cerré los míos y me acerqué para besarlo, pero lo él lo hizo antes.
Me besó profundamente y subió sus manos a mí cara. Me acarició, calmó sus nervios y mis miedos.

2:30 am (parte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora