*Narra Sebastian*
-Dejame abrazarte, necesito saber cuan real sos. ¿Porque no apareciste antes? ¿Porque estás en mi cabeza todo el día y no logro que te vayas ni siquiera para dormir siesta? Tengo mucho miedo Equim, vos pareces el antídoto a todo lo malo de este pueblo. Yo también era así, libre y después quedé preso. Pero el sábado te besé y sentí que significaba eso de poder realizar un sueño despierto.- Le dije y temblaba.
El solo me miró, con sus ojos verdes oscuros llenos de lágrimas.
-Me voy, esto no va funcionar, tenés razón. Mirate, sos el chico más popular de Maipú, tenés todas las posibilidades de llegar a ser el mejor en el fútbol. No te detengas a buscar amor. A veces, no alcanza.- Me Respondió y lo besé a las fuerzas.
Lo arrinconé contra el árbol me saqué la remera.
-¡Basta Sebastián! - Me dijo Equim secándose mi saliba de su boca.
-No es Sebastián con tilde es Sebastian.- Me reí y me acerqué a su oído.
-Por más que busque, no puedo negar que ya te encontré.- Le dije y el acariciaba mi espalda.
-Vamos a mí casa, dejé el auto abierto.- Agregué besándole el cuello. Tenía puesto el mismo perfume que había dejado en mi almohada.
- La verdad que no, no quiero ir a tu casa. Vamos por ahí.- Me dijo poniéndome la remera.
-Que buena onda este lugar, tiene terribles lugares para sentarse. Uh tengo hambre.- Le dije mientras no adentramos al bosque cerca de la casa de Equim.
Al rato fuimos a buscar comida a su casa, sacó fideos en un tupper con salsa y pollo.
-¿Porqué no comes?- Le pregunté mientras yo dejaba ni una miga.
-No tengo hambre, parece que vos si, ¿entrenaste hoy?- Me dijo mientras no dejaba de verlo.
Su perfil, con su nariz respingada y sus pestañas largas eran lo mejor que la luna me estaba dando esa noche.
No hacía calor ni frío, era como una temperatura de él y mía en aquel lugar donde nadie me conocía, excepto Equim que parecía no importarle los comentarios cuando me besaba.
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2:30 am (parte I)
Teen FictionSi hay una brisa que me dice que tenga esperanzas, no soy un chico que disfrute de lo que se parece a todo. He oído decir que cada uno escucha lo que quiere escuchar. ¿Por qué yo siempre escuché lo que me obligaron? Siempre hasta que un día la angus...