*Narra Equim*
-Dame la cerveza y vamos.- Le dije a Sara con mi cara llena de alegría.
Tomé un trago, no muy largo, con delicadeza y acomodé mi cabello rojizo hacía un costado.
Sebastian estaba ahí, con todo un grupo de chicos de su edad. No había una gran distancia que nos separará pero si mucha gente en el medio. Empezamos a caminar con mi amiga muy enfiestada que saludaba vaya a saber a que persona. El tenía que verme, yo ya lo había hecho y había sentido sus labios en los míos cuando ví su camisa con botones desprendidos y un rosario que se le notaba y dejaba ver un poco su pecho. Sus piernas marcadas por su entrenamiento y su pantalón; su cara seria no reflejaba emociones, saludaba a todos con la mano de una manera muy cordial pero con distancia.
-¡Bailemos acá!- Me gritó Sara en el oído.
No llegamos a pasar por al lado de Sebastian cuando ví a Marcos, el novio de Sara en el mismo lugar que nosotros, mirándola con furia a ella.
-Sara quedate quieta, escúchame, ahí atrás está Marcos, pero no mires.- Le dije tratando de que me escuche.
Se dió vuelta de inmediato y comenzó a bailar aún más.
-Que lindas yeguas hay en el campo.- Le dijo Marcos cuando llegó al lado nuestro.
-¿Hola, vos la trajiste acá?- Estiró su mano desafiandome.
Siempre tuve una muy buena manera de alejar personas, yo la llamaba 'la mirada del rechazo'; consistía en mirar despectivamente al otro de arriba hacia abajo con cara de "No se quién sos, no me hables que no tengo tiempo para oír estupideces"
Con Marcos la aplicaba cada vez que lo veía. Esa noche fue una más, por supuesto.
-Dejame de joder.- Gritó Sara y me quitó el vaso de cerveza.
-Vamos a hablar para allá-Respondió el muy cargoso Marcos.
-Anda amiga, te espero acá.- Le dije. El aspecto de Marcos no iba con el mío y mucho menos su educación.
Noches y noches traté de hacerle ver a Sara quién era y como la trataba, algunas para haceme entender a mí mismo y sanar lo que Lucas me había hecho.
Se fueron alejados de la pista y yo quedé parado cerca de la puerta , cerca de Sebastian que no me registraba y... solo.
Caminé bastante enojado con el mundo, deseando que alguien me vea
¿Cómo iba a estar solo en aquel lugar donde fui con un propósito? Miré de lejos a Sara con Marcos y volví a mirar a Sebastian que ni siquiera espiaba a su alrededor para buscarme.
Decidí ir a comprar un trago por mi cuenta, como para hacer algo. No conocía a nadie y todos me miraban. Eso era lo peor todos me miraban menos el idiota que me había invitado a sentirme especial.
-Una cerveza por favor.-Dije nuevamente al barman al que Sara había gritado hacia media hora antes.
-Son $40. No venís seguido por acá.-Dijo el hombre a través de la música.
-Ahi está tu cambio. Gracias y no, de hecho es la primera vez que vengo y mi amiga me abandonó. ¡Great night!- Sonreí y empecé a caminar.
-Hola.- Dijo un chico con ojos azules, alto y peinado con gel hacia arriba, muy a la moda.
-Me dijo Sebastian que te venga a buscar, seguime.-Agregó cuidando munisiosamente que alguien nos vea.
No entendí, pero lo seguí. Acomodé el tiro de mi pantalón y peiné mi cabello hacia el costado. Era como un toc peinar mi cabello cuando estaba nervioso.
Ahí estaba él, apoyado sobre en una especie de banca que había en el lugar. Con su altura perfecta y su espalda ancha.
-Te estoy mirando hace rato pero estabas con tu amiga, no quería molestar.-Me dijo al oído mientras muchos de los que estaban con él nos tapaban.
-¿Tus amigos son como una pared humana para que no nos vean juntos?-Respondí enamorado de el olor que tenía. Su perfume, su voz que le estaba cambiando por la adolescencia y sus ojos tímidos.
-Es para más privacidad, es temprano para que nos vayamos- respondió en mi oído.
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2:30 am (parte I)
Novela JuvenilSi hay una brisa que me dice que tenga esperanzas, no soy un chico que disfrute de lo que se parece a todo. He oído decir que cada uno escucha lo que quiere escuchar. ¿Por qué yo siempre escuché lo que me obligaron? Siempre hasta que un día la angus...