*Narra Equim*
Llegué a mi casa como pude, sentí lo mismo que cuando Lucas había hecho de mí lo que para él era satisfactorio.
Mi cara estaba llena de sangre, seguía borracho y tenía que darle una explicación a mamá.La mañana siguiente falte al colegio y me quedé en mi cuarto. Escuché a Leticia estar en la cocina pero no me atreví, ¿que iba a decirle? Necesitaba irme, hacia un lugar y vengarme, hacer justicia, pero me quedé en la cama, alimentando mi odio hacia la mamá de Sebastian y hacia él que no había vuelto, que ya no me cuidaba y jamás se enteraría de lo que Ivana había sido capaz.
¿Porque nos callamos lo que nos daña? ¿Porque dejamos pasar el tiempo? Así, se crea el odio y el odio crea las ganas de acabar con todo, principalmente con nosotros mismos.
Maquillé mi cara pálida, ahora con moretones y noté como toda mi vida siempre estaba en torno al peligro, las subidas y las bajadas eran más bajadas, que me proponían vengarme de Ivana sin que Sebastian se entere y así podíamos ser felices. Las ideas rodearon mi cabeza todo ese día que acepté la comida de Leticia sin abrir la puerta y ella solo me pidió que coma un poco.
Si notaba como mi cuerpo solo era la imagen de mis huesos, que estaba lleno de mal estar y poca energía, no tenía fuerza, estaba representando por fuera lo que por dentro estaba muy triste. Mis rodillas marcaban mis piel blanca con pecas y con los dedos mi mano podía rodear mi brazo y entrelazarlos. Pero eso estaba bien para mí, estaba bien verme así e ir y vomitar. Había encontrado la calma, aunque la calma a veces mata. Cuando sacaba toda la comida, sacaba también los golpes que me envió Ivana, a Lucas, las burlas de los demás, el olor a otros hombres con los que me acostaba, la ignorancia que sentía de parte de mis papás, pero Sebastian, no se iba.
Esa semana, después de dormir e inventar resfríos para faltar al colegio recibí un mensaje de él que me contaba a cerca de su grandes entrenamientos y logros;
"Todo está siendo bueno con el equipo, pude entrenar con jugadores de primera y tengo algunas entrevistas con gente grosa. No sé mucho de vos y tomé las palabras donde me pedías que te deje enfocar en otras cosas, ¿pudiste enfocar el amor hacia otros lugar? ¿O simplemente te seguís escondiendo porque te da miedo lo que el amor genera en tu vida llena de ambiciones?.No respondí una palabra y solo pensé en que sí tenía ambiciones, las tenía desde que descubrí que era el amor, quería ser amado, por lo menos por alguien que no midiera el amor según la ropa cara, la técnología y los ojos tristes de mamá o la ira de papá, que jamás se detenía en mi habitación por la noches.
Fui un niño que creció muy rápido con los prejuicios de la sociedad y siempre me quedé a la espera de que me aceptaran con mi voz dulce y mi idea de que el mundo está un poco confundido cuando recibimos el odio como nuestra herramienta preferida.Había recibido un amor enfermo, de parte Lucas, un amor alejado de la multitud con Sebastian, insultos de amor de mi mismo, humillaciones de amor de los demás y amores prohibidos de parte de algunos de mis compañeros o mis amigos que probaban lo frágil que era su heterosexualidad conmigo. Estaba tapado de la nada que me transformaban en un alma hecha de arena; cualquier cosa me mantenía en pie así que todo me hacía caer.
El amor es sano, pero también se enferma y cuando lo hace, amamos enfermos y enfermamos a los demás, es ahí cuando nos volvemos tóxicos. Así estaba y así fue, pasaron meses donde cree mi vida al rededor del odio. Imaginé mil veces como vengarme de Ivana que siguió con sus amenazas, sus mensajes, hackeo mi facebook, divulgó fotos mías desnudo por todo Maipú y alrededores.Pude entender que Sebastian no rendía en fútbol después de la noche que vino a casa, cuando mamá y Terry, mi papá se fueron por una semana a la casa Vilma y sus padres a capital.
Esa noche, era otro viernes triste y angustiado de tener sexo con cualquiera a cambio de no pensar y solo gemir más fuerte que los problemas.
Había tomado el alcohol suficiente para ver que eran las 2:30am y escribirle un mensaje a Sebastian.
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2:30 am (parte I)
Teen FictionSi hay una brisa que me dice que tenga esperanzas, no soy un chico que disfrute de lo que se parece a todo. He oído decir que cada uno escucha lo que quiere escuchar. ¿Por qué yo siempre escuché lo que me obligaron? Siempre hasta que un día la angus...