Un eterno placer que duró siete segundos.

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*Narra Equim*

Me recosté en mi cama a mirar el techo y fabricar ilusiones.
Esa noche había sido digna de una aventura adolescente sin pensarlo tanto y saliendo todo al revés. Sebastian Denver había acomodado todas mis inseguridades y me había hecho sentir por primera vez lo que no conocía y anhelaba; el amor, las risas del amor y la pasión del amor.
Después de un rato de recordar cada detalle me levanté, me saqué la camisa, mi pantalón blanco y fui al espejo para saber que reflejo tenía.
Mis ojos verdes oscuros brillaban, casi tanto como brillamos cuando cumplimos algún sueño o mamá nos hace nuestra comida favorita.
Me miré, pasé mi mano blanca por todo mi cuerpo en ropa interior e imaginé que mi mano eran las de Sebastian, recorrí cada parte de mí como si fuera él haciéndome el amor, haciendome florecer y me saqué el boxer. Cuando acabé, de soñar, sentí un eterno placer que duró siete segundos.
Abrí los ojos y miré mi celular;

"Ya estoy en mi casa, me acosté y no dejo de pensar en lo feliz que me hiciste hoy. Todo tu perfume quedó en mi camisa, ojalá pronto quedé penetrado en mi almohada". Sebastian me había enviado un mensaje de texto.
"Cerré los ojos pensando que estabas acá sin nada de la ropa que nos detuvimos a dejarnos puesta hace un rato, te veo hoy a las seis pm, esperame en el supermercado de letras grande color naranja." Respondí.

Cerré las cortinas de mi cuarto, volví a dejar entrar a mi compañera de dormir, Maria Cruela y me dormí abrazado a una almohada.

-Equim despertate, Sara te está esperando abajo.-Dijo mi mamá tocando mi hombro con fervor.
-¿Que hora es Ma? Me quedé re dormido, este celular de mierda se apagó.-Grité pegando un salto de la cama.
-Son las 14:30 hijo, tranquilo, acá está el cargador, ¿Te subo la comida y almuerzan con Sara?- preguntó Leticia.
-Si por favor, decile que suba y gracias Ma, muero de hambre.- Dije ansioso y pensando que ponerme para ver a Sebastian.
-Boludo, anoche me encontró Marcos, todo mal, tuve que irme con él, después discutimos pero en fin nos arreglamos, che ¡Esto está buenísimo!- Exclamó Sara que no tenía idea de los papelones que había hecho y con la boca llena.
-¿Vos qué hiciste? ¿Encontraste al chabón que te había invitado? ¿Te vas a comer tu parte?-Preguntó mi amiga.
-No Sari, come mi parte si la querés, me vine a casa, no encontré a nadie.- Respondí mintiendole y dejándole mi pollo que no había tocado.
-Perdón, soy lo menos, era nuestra primera salida y vos te volviste solo y aburrido.- Se lamentó Sara y yo reía por dentro.
-No hay problema, ya vamos a salir de nuevo, pero ¡Frescos!- Exclamé tirando toda mi ropa al suelo.
Necesitaba verme bien para Sebastian y ya habían pasado 2 horas de las 14:30.
Nada iba conmigo a pesar de que lo intentara, quería lucir fabuloso pero tranquilo a la vez.
Después de un rato de probarme todo el clóset y con los ronquidos de fondo de Sara prendí mi celular. Había olvidado por completo qué tal vez él me había escrito o que yo debía decirle "buenas tardes" o algo que sonara bien.
¿Que se dice después de una noche mágica y llena de alegría mezclada con pasiones? Pensé.
Prendí mi celular y tenía un mensaje de voz de Sebastian.
Dejé todo, tomé un poco de soda e impaciente me fui al baño para escucharlo.

2:30 am (parte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora