Aclisolar III: Luna de Sangre.

... (Parte 2: Demasiado)

Para mis impacientes y queridísimos lectores! 😘❤️ mil gracias por su interés 🙈💕💕

Corrió por el bosque asestando golpes y zarpados a cuanto árbol o planta que se encontrara en su camino.
La torrencial lluvia a penas lo dejaba ver, pero no le interesó.
Continuó corriendo mientras berreaba hundido en su desesperación y enojo. Saltó de una parte realmente alta, directamente hacia un pequeño risco y calló de pie sobre un pequeño torrente de agua dulce que se había formado gracias a las fuertes lluvias que habían tenido lugar aquel verano.
Se incorporó lentamente mientras sentía su pecho arder con su respiración agitada, mientras mantenía la cabeza baja.
Alzó ligeramente su mano derecha poniéndola frente a su rostro y pudo ver rastros de sangre que la lluvia no había terminado de llevarse... Esa sangre había impregnado su mano en el momento que había quitado las sabanas que cubrían a Rin. Ni siquiera se había dado cuenta de esas mantas ya estaban llenas de sangre.
Los espasmos que recorrieron su cuerpo a manera de temblores le hacían sentir como si su cuerpo se congelara.
Se inclinó de golpe y unido su mano en el agua que corría bajo sus pies, esperando quitar así de sí todo rastro de ese horror.
Sin poder contenerse más, soltó al aire un terrible y poderoso grito de pura desesperación.

El demonio regreso a la aldea cuando la lluvia se hubo marchado y justo cuando la madrugada comenzaba a tomar una luz grisácea, tan característica de las primeras horas antes del amanecer.
Sesshomaru fue directamente a la cabaña en donde las mikos estaban tratando de ayudar a Rin. Todo estaba en silencio.
Ya no había gritos ni llantos. Solo un tétrico y lapidado silencio que hizo que el demonio sintiera un nudo en el estomago.
En frente de la casa, pero manteniéndose a cierta distancia, estaba Inuyasha. Sentado con las piernas y los brazos cruzados, con la cabeza baja, mirando al suelo.
Sesshomaru pudo escuchar el corazón del híbrido acelerarse en cuanto lo vio llegar, sin embargo, ninguno de los dos cruzo ni palabra ni mirada.
De repente, ambos inhumanos fueron alertados por apresurados pasos que se aproximaban a la salida desde dentro de la casa, pocos segundos después, Kagome apareció por la puerta con un aspecto que, cualquiera describiría como aterrador:
Estaba pálida como un papel de arroz, sus ropas tenían manchas de sangre, su cabello se pegaba a su frente empapada, temblaba como una hoja y respiraba como si le costará trabajo.
La joven miko parecía querer decir algo, pero antes de siquiera conseguirlo, se desvaneció...

--------Kagome!------Llamó el híbrido mientras se apresuraba a tomar en brazos a su amada.-------Que pasó?! Respóndeme, Kagome, habla!-------Pedía Inuyasha sarandeando con delicadeza a la mujer en sus brazos con la intención de hacerla reaccionar.

--------Inuyasha...-------Balbuceó la joven miko.--------Ella lo necesita...-------Dijo la mujer dándole a entender a su compañero que Sesshomaru debía entrar a la casa.

Inuyasha miró a su medio hermano y con profundo temor en su rostro, asintió ligeramente con la cabeza, indicándole que entrara.

Sesshomaru se tragó todo su miedo y sin titubear un segundo más, avanzó dentro de la cabaña.
Sesshomaru avanzó por el corto pasillo que llevaba a la pequeña habitación en donde sabía se hallaba Rin.
A pesar de que para un humano sería imperceptible, Sesshomaru podía sentir el olor a sangre que aún impregnaba el aire.
Finalmente, llegó a la entrada de la habitación y entró, encontrándose con la más vieja miko, quien estaba junto a Rin exprimiendo unas pequeñas toallas en un balde con agua que también olía a sangre...

--------Lord Sesshomaru...------Susurró la miko, quien tenía también un aspecto terrible.
Sesshomaru dirigió de inmediato su mirada a donde yacía Rin acostada e inconsciente.
El corazón del Yokai se estremeció al ver el aspecto tan pálido y débil que tenía su compañera.
El Lord volvió a prestar atención a la miko, quien se levantó del suelo tomando en sus manos el recipiente con agua y las toallas para después mirar al demonio y decirle: