Despertó más tarde, la habitación estaba oscura, excepto por la luz de la chimenea que siempre estaba encendida por la noche. Rin solo podía adivinar (basándose en que afuera aún no hacia tanto frío) que la noche llevaba un par de horas, ya que, la luna que normalmente le marcaba el tiempo transcurrido, no estaba en el cielo gracias a que esa era noche de luna nueva.
La joven se levantó y se sentó a la orilla de su lecho, Sesshomaru no se encontraba en la habitación.
Suspiró pesadamente, mientras se debatía entre ir a buscar al demonio o dejar que se calmara solo.
Optó finalmente por quedarse en la habitación, entro al cuarto de baño privado y tomo un verdaderamente largo baño de agua caliente. Trataba de calmarse a sí misma respecto a las discusiones que había estado teniendo con el Yokai, pero no dejaba de sentirse dolida por el hecho de que el parecía no confiar en ella.Salió de la bañera y se secó, cepilló su cabello y se puso una ligera Yucata de satín, volvió a la habitación y se sentó a la orilla de la cama nuevamente. Estaba pensando en cómo podría solucionar todo cuando escuchó un fuerte ruido, como si una ventana se hubiese hecho pedazos.
Un grito ahogado escapó de su boca junto con la sorpresa que ese estruendoso e inesperado ruido le provocó, instintivamente se levantó, pero se quedó quieta, alerta. Esperando escuchar alguna otra cosa. No pasó mucho tiempo cuando otro ruido igual se hizo presente, haciendo que su corazón se estremeciera y sus piernas la obligarán a salir disparada fuera de la habitación...--------Sesshomaru!-------Llamó la joven angustiada mientras corría por el palacio camino a la biblioteca, que era el lugar de donde provenían los ruidos. Estaba cerca de llegar cuando nuevamente se escuchó el estallido de otro cristal...-------Sesshomaru, que pasa?!!
La joven dio la vuelta dispuesta a entrar en la gran habitación, pero dada su velocidad, acabó por toparse de repente con en cuerpo de su protector, quien a patentemente iba de salida. Rin casi cae al suelo, pero el Yokai logró sostenerla, pegándola hacia sí.
--------Por dios, Sesshomaru!! Qué pasa!?! Estás bien?!!!
--------Tranquila, no pasa nada, cálmate!
Decían ambos en un forcejeo verbal.
Rin finalmente paró de hablar, miro al demonio y luego vio dentro de la habiatacion: los tres ventanales detrás de la mesa en donde Sesshomaru estaba trabajando estaban hechos trizas...--------Q...que...que pasó? Estás bien?------Preguntó la mujer volviendo a mirar al demonio.
-------No fue nada...-------Aclaraba Sesshomaru con voz baja.-------No pasó nada. Lamento haberte asustado. Vuelve a la cama.
El demonio se dio la media vuelta y caminó de regreso al escritorio. Rin vio las manos del demonio y observó que había hilos de sangre que brotaban de pequeñas cortadas en ellas. Sesshomaru se sentó en su lugar y luego comenzó a retirar pedazos de cristal que tenía incrustados.
--------Dios...------Habló la chica en voz baja.------Sesshomaru... -------la chica se dio la media vuelta y sin previo aviso salió corriendo fuera de la habitación; regreso a penas unos segundos después con una pequeña bolsa de tela en mano, se adentró en la habitación y se acercó a su amado, poniéndose de rodillas junto a él mientras permanecía sentado en su silla--------Déjame ver eso...
--------No Rin. Déjalo, no necesitas hacer eso.------Dijo el demonio secamente.
--------Por favor... Déjame ayudarte con eso...
-------NO!!! No lo necesito! Ya lo sabes!
--------YA BASTA!! Deja de gritarme! Yo no te he hecho nada!! Y si tanto te molesta que me preocupe por ti, deja de hacer tonterías para que no tenga que hacerlo!!!
Sesshomaru mantuvo su mirada sobre la de Rin y después de la declaración de la joven, el demonio frunció el ceño con enojo, pero ya no protestó, se limitó a extenderle una de sus manos a la joven.
La chica miró la mano del demonio, las heridas no eran gravosas ni aparatosas, solo un montón de rasguños. De la pequeña bolsa de tela sacó una pequeña botella de vidrio que contenía los alcoholes que usaban en la aldea para desinfectar las heridas. Colocó un poco en un pequeño pedazo de tela y luego con éste limpió las heridas. Cuando hacía eso con los niños de la aldea o incluso los adultos, todos solían expresar dolor, sin embargo, el Yokai ni siquiera pestañeó. Tomó otro frasco en donde tenía hierbas secas, las trituró entre sus frágiles dedos y luego las puso suavemente en la mano herida del demonio, último, tomó una ligera venda y envolvió cuidadosamente para pasar a hacer lo mismo con la otra mano.
ESTÁS LEYENDO
Aclisolar III: Luna de Sangre.
Hayran Kurgu"La grandeza y trascendencia de un imperio, yace en el legado que contemplarán sus herederos".