Sweet [Lutteo]

Capitulo 40

─ Hola ─ Me dice Marcos mientras se sienta a mi lado. 

Lo miro confundida y medio idiotizada. Su belleza idiotiza. No cuestionó a la larga lista de chicas que cayeron. 

─ ¿Hola? ─ Pregunto y sacudo mi cabeza haciéndolo reír. 

─ Guapa, si no dejas de mirarme así Matteo romperá mi rostro... Y yo el suyo. 

─ Lo lamento ─ Susurro sonrojándome.

Durante la clase me la paso haciendo tonterías con Marcos. 

El ríe y se pone de pie. Me anota su número y lo miro sorprendida.

─ Llámame o escríbeme para salir... como amigos ─ Me aclara y yo asiento.

Cuando él se va del salón miro a Nina y ella me sonríe.

─ Él es tan sexy ─ Dice sonriendo. 

Miro a Gastón y pone sus ojos en blanco. 

─ ¿Recuerdas que tienes novio? ─ pregunta el algo celoso y yo río. 

─ A ti te amo Gastón y eres el hombre más hermoso de todos... Pero no hay que mentirle a los ojos. Él es muy sexy. 

─ ¿Que quería Marcos aquí? ─ Pregunta Matteo medio molesto. 

─ Algo que a ti no te interese ─ Dice mi amiga. 

─ ¿Lo llamarás para salir? ─ Pregunta ella.

Matteo golpea la mesa y luego sale molesto del salón.

......

No tendría que haber venido a la fiesta. Lo sabía, pero aún así, quería ver que hacia Matteo.

Frunzo el ceño por no encontrarlo donde creí que estaría, con Emilia. 

Siento unas manos en mi cintura y me volteó rápidamente.

Miro algo sonrojada a Matteo. '

Él me mira de pies a cabeza y hace una mueca. Aprovecho y le doy un vistazo.

─ Pensé que no vendrías ─ Dice y yo asiento. 

─ También lo pensé. Igualmente estoy arrepentida ─ Le digo y el parece buscar a alguien con la mirada 

─ ¿Estas sola? ─ Pregunta y yo asiento. '

Él asiente y ahora clava sus ojos en mí. 

─ Eso me agrada ─ Dice y yo frunzo mi ceño. 

─ ¿Por qué? ─ Pregunto y él se encoge de hombros. 

Ruedo mis ojos y camino entre la gente hasta la cocina.

Bufo cuando llegó allí porque Simón toma una cerveza mientras habla con Emilia. 

Ámbar se encuentra al lado de Simón.

Siento unas manos en mi cintura y saltó mientras suelto un grito del susto. 

Me doy vuelta y me encuentro a Matteo. Me mira con una sonrisa burlona.

─ No soy feo, no cómo para qué te asuste. 

─ Lo siento ─ Le digo.